Cáritas del Perú, brazo social de la Iglesia Católica, este 04 de octubre cumple 63 años contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las poblaciones más pobres y alejadas del país, a través de acciones, proyectos y programas de desarrollo humano integral, ejecutados con la Red de Cáritas Diocesanas distribuidas en todo el territorio nacional.
Sólo en el año 2017, Cáritas del Perú apoyó a más de 222 mil familias a través de la ejecución de 40 proyectos de desarrollo humano integral en alianza con 35 organizaciones, así como de sus 2 programas de ayuda social que atendieron a 193, 306 personas con medicamentos, equipo biomédico y donaciones nacionales e internacionales.
Entre sus principales logros se encuentra el impulso al desarrollo de cadenas productivas que promueven el cultivo de alfalfas dormantes para la alimentación y crianza del ganado vacuno, lo que aumenta la productividad de leche hasta la obtención de derivados lácteos como son el queso, yogurt y manjar blanco. En los últimos 20 años se han instalado 90 mil hectáreas de alfalfa dormante en más de 10 regiones altoandinas del país.
En salud se cuentan con la estrategia de las Educadoras Comunales en Nutrición, las cuales contribuyen a la reducción efectiva de la desnutrición crónica infantil y la anemia, además aportan en los procesos de educación para el cambio de comportamiento de las madres y sus familias. Cada año, más de 1,200 niños vienen reduciendo su desnutrición y anemia con los proyectos de Cáritas.
En Educación, se ha contribuido a mejorar la calidad de la educación primaria en escuelas rurales en las regiones de Ayacucho y Huancavelica, mejorando el rendimiento escolar en las áreas de comprensión lectora y matemáticas. Además, se fortalecieron las prácticas pedagógicas entre los docentes para que los estudiantes logren aprendizajes significativos como el control de la anemia por deficiencia de hierro y la promoción de prácticas como el lavado de manos.
Además, se impulsan modelos de educación inclusiva, orientados a fomentar el acceso de niños y adolescentes con discapacidad a la educación básica regular.
En gestión de riesgos, se trabaja para reducir la vulnerabilidad frente a las bajas temperaturas a las que se enfrentan miles de familias que viven en las zonas altoandinas. Más de 1,170 familias cuenten con viviendas adaptadas al frío extremo.
Cáritas del Perú pone siempre en el centro de sus intervenciones a la persona humana en su integralidad, en su dimensión personal y comunitaria, la cual al ser creada a imagen y semejanza de Dios debe ser tratada con dignidad y respeto. Esta visión los lleva a diseñar sus acciones buscando la participación activa de hombres y mujeres de las comunidades con las que se trabaja, asegurando procesos de promoción y desarrollo participativos, concertados e inclusivos.
Cáritas del Perú se compromete a seguir fortaleciendo sus estándares de ética y transparencia, y seguir construyendo mejores oportunidades de desarrollo de las personas, llevando la caricia de la Madre Iglesia a los más pobres.