Alejandra Rivera Raffo
– Vicepresidenta APECI (Asociación Peruana de Comunicación Interna)
Hay mucho por hacer aún para compensar las desventajas históricas y sociales que existen a la fecha para que la mujer tenga “las mismas reglas de juego” y sean tratadas con imparcialidad en lo concerniente a sus derechos, beneficios, obligaciones y oportunidades. Las sociedades de los países latinoamericanos, culturalmente tienen valores, prácticas y normas en donde las diferencias de trato entre hombres y mujeres son todavía notoriamente grandes. Necesitamos crear un “terreno de juego” más justo y equilibrado para las mujeres y los hombres, teniendo en cuenta los aspectos específicos de cada sexo, por ejemplo; en el caso de la mujer la maternidad y la lactancia.
En las organizaciones podemos apreciar que las mujeres siguen tropezando con “barreras invisibles” en cuanto a los ingresos y salarios y a tener que esforzarse mucho más que un hombre para lograr acceder a puestos directivos. Según un estudio de Cornerstone Executive Search sobre equidad de género, indica que en el Perú, en las empresas que facturan entre S/. 10 millones y S/. 500 millones, solo el 4% de los gerentes generales, son mujeres.
Teniendo este dato en cuenta, podemos deducir que la mayor cantidad de líderes son hombres, por lo que los hombres están en la mejor situación para influenciar la transformación de la cultura organizacional. El mundo de hoy necesita verdaderos líderes que sean capaces de generar impactos grandes desde su campo de acción. Promover entornos inclusivos, donde se acepte la diversidad y la equidad de género es clave para el desarrollo de la organización.
Las empresas que tienen buenas prácticas de equidad de género, cuentan con un valor intangible para su cultura organizacional porque refuerzan el desarrollo humano, es importante que las empresas sepan lo costoso que es no contar con políticas y prácticas de equidad de género. Asimismo, como el problema es cultural, creo que es importante abordar esta publicación también desde diferentes perspectivas y reforzar que la equidad de género es buena también para los hombres, para el tipo de vida que desean llevar.
Actualmente, los hombres jóvenes (sobretodo), tienen un rol mucho más activo en la crianza de los hijos y en los quehaceres del hogar, Desean encontrar un equilibrio entre la familia, el trabajo y la pareja; así como, estar más involucrados en la educación y crianza de sus hijos. Las relaciones de pareja han evolucionado mucho en ese aspecto, al compartir los hombres el cuidado de los hijos y las tareas domésticas, los niños son más felices y saludables. Parece ser que cuanto más igualitarias son las relaciones más felices y sanas son las parejas.
A nivel más amplio, recordemos que la cultura puede impulsar la transformación social y que encierra importantes “posibilidades” para la mejora de la condición de la mujer y su papel en la sociedad. Es por eso que la equidad de género debe interesar a los países, a las empresas, a las familias, a los hombres, mujeres e hijos. No se trata de ganar o perder, es una victoria siempre para todos.
Hay que evolucionar en nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar frente a la “Equidad de Género”, eso nos permitirá ser mejores “Seres Humanos”, es una cuestión de derechos, de justicia social y un requisito fundamental para el desarrollo personal y la mejora de nuestra sociedad.