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ISO Anticorrupción: ¿Realmente viable en el Perú?
En octubre del 2016 se aprobó la polémica ISO 37001, la cual adapta un sistema de compliance penal para el delito de corrupción dentro de entidades públicas y privadas. Efectiva para algunos e idealista para otros, esta norma es analizada en el siguiente informe
Por: Chriss Ríos
crios@stakeholders.com.pe
CORRUPCIÓN: REALIDAD IRREFUTABLE
Según el Índice de Percepción de Corrupción 2016 elaborado por Transparencia Internacional, nuestro país obtuvo un puntaje de 35, dentro de una escala del 0 al 100; como es de imaginarse, 100 significa que no existe corrupción en el país. Asimismo, en el ranking de países con una lucha anticorrupción eficiente, Perú ocupa el puesto 101, empatando con Gabón, Nigeria, Filipinas, Tailandia, Trinidad y Tobago, y Timor Oriental.
Evidentemente, la corrupción en el país representa una compleja problemática, cuyas consecuencias tienen un alto costo: 39 mil sueldos mínimos es el equivalente a lo que cuesta este mal – 11 mil millones de dólares o el 8% del PBI – , monto con el que perfectamente podrían solucionarse muchos problemas de carácter nacional, entre ellos la reconstrucción por los desastres naturales.
Aquí los culpables son muchos; desde el ciudadano de a pie que ofrece una “coima”, hasta el funcionario/empresario que la recibe y fomenta. Por ello, esta es una problemática contra la que se tiene que luchar ardua y radicalmente.
ISO 37001: CONCEPTO
La norma ISO 37001 es la certificación a la corporación pública o privada que ha adaptado un sistema de compliance penal para el delito de corrupción, específicamente para la modalidad de soborno. Su objetivo es evitar que los funcionarios de la organización realicen o reciban sobornos, mediante la implementación de mecanismos que dificulten esta práctica.
Sus detractores y escépticos sostienen que es muy difícil que una simple norma erradique la corrupción en las organizaciones, debido a que ésta se reinventa constantemente. El arma más poderosa contra ella tendría que ser el lado humano, es decir, que desde las cabezas de las organizaciones se respete esta ISO sin ningún tipo de permisión o privilegio para que, de esta forma, se venza la flojera organizacional y todos los miembros empiecen realmente a cumplir.
Sin duda alguna, la ISO 37001 viene generando numerosas críticas, sin embargo, ¿por qué no tomar esta normativa como la excusa perfecta para comenzar a luchar frontalmente contra este tipo de prácticas? Antes de dar una respuesta, debemos analizar su nivel de viabilidad.
Eduardo Herrera
Abogado penalista y Consultor en prevención
penal y estrategias contra la corrupción.
¿QUÉ ES INTEDYA?
La ISO 37001 fue aprobada el 16 de octubre del 2016. En el mundo solo hay una compañía que cuenta con su certificación y se trata de Enmi, empresa italiana que ya venía trabajando con normas similares. Intedya (International Dynamic Advisors) es la primera consultora que implementa la norma en el Perú y su Directora, Monica Huertas, manifestó que en la actualidad se encuentran trabajando exitosamente con el Ministerio de Energía y Minas (MINEN) y la Municipalidad de La Molina para la certificación.
“Esta no es cualquier norma, se trata de una recopilación de las mejores normas internacionales de compliance; con lo cual se creó la ISO 37001”, afirmó Huertas. La ISO anticorrupción opera mediante un mecanismo que exige la presencia de un canal anónimo de denuncias, un sistema de recompensas y una matriz de riesgos. Esta última establece indicadores de reincidencia de determinadas acciones sospechosas, que mostrarán el camino exacto para atacar – mediante una estrategia – a la corrupción de raíz.
Monica Huertas
Directora de Intedya Perú
EXCEPTISCISMO
Por su parte, Eduardo Herrera, abogado penalista y consultor en prevención penal y estrategias contra la corrupción, sostuvo que las normas nunca podrán determinar el buen comportamiento humano. “Lo que mejor podría ayudar a erradicar la corrupción es la buena voluntad de las cabezas corporativas y su personal, acompañado de una normativa realista”.
La experiencia de Herrera lo ha llevado a categorizar dos tipos de comportamiento dentro de este contexto. El primero se denomina comportamiento “cosmético”, en el que la empresa solo adapta estas normas por cumplir y para aparentar una imagen con los públicos externos. El segundo – y más escaso – es el comportamiento realmente comprometido, en el que las entidades verdaderamente tienen un compromiso con la transparencia de sus acciones, que implica rechazar cierto tipo de negocios con mucho dinero de por medio.
“Personalmente, considero que no estamos preparados para la ISO 37000, pues esta es un examen final que aún no podemos dar sin haber practicado antes”, sentenció. Mónica Huertas expresó que entiende esta postura, sobre todo tratándose de un mal tan arraigado en la sociedad como lo es la corrupción. “Sin embargo, debo decir que esta es la primera vez que las cabezas de gobierno y del sector privado han manifestado tanto interés en una norma, la cual es la primera con carácter certificable e internacional. Tiene un peso indiscutible”.
EL ROL DE LA CONSULTORA
Justamente en relación a la experiencia, Eduardo Herrera afirmó categóricamente que “el factor clave para el éxito de una normativa así es la experiencia de la consultora que asesora a la organización”, la cual debe conocer que el concepto de corrupción es bastante amplio, sobre todo en lo que respecta a sobornos dentro de las empresas. Para erradicar esta mala práctica se debe controlar a detalle dos movimientos muy puntuales: los ingresos y las contrataciones.
“Y es que si una compañía no tiene la capacidad de mover dinero para pagar coimas, ni de contratar personal por favores políticos, simplemente está anulada”, remarcó Herrera. Estos dos factores son elementales para controlar la posibilidad de soborno y representan una medida que solo puede ser ejecutada por una consultora que realmente conoce el funcionamiento de la corrupción.
Ante esta posición, Mónica Huertas afirmó: “si bien está abierta la posibilidad de tener errores – dado que lastimosamente la corrupción es un mal que sabe reinventarse – Intedya tiene el importante soporte de su experiencia. Somos una compañía internacional que viene trabajando con normas similares en muchos países del mundo, y que cuenta en el Perú con un equipo de abogados y consultores perfectamente capacitados en el tema”.
EL ROL DE LA ORGANIZACIÓN
A criterio de Herrera, para que la lucha anticorrupción tenga éxito – mediante la ISO 37001 – se tiene que agilizar lo siguiente:
1) Cumplimiento estricto de la normativa.- cuando exista un acto de corrupción y sea detectado, esto debe sancionarse realmente, no únicamente cuando hay supervisión o el foco de la prensa. Sin embargo, justamente los delitos de corrupción acontecen porque hay espacios vacíos de control, donde la norma nunca va a llegar. Por ello se necesita una reforma desde la administración de justicia.
2) Ética y liderazgo en las cabezas.- las autoridades de cada organización (pública o privada) deben contar con fuertes principios de integridad, lo cual junto a un adecuado liderazgo, dará un ejemplo sólido al resto de miembros de la entidad y logrará que se replique externamente. Si este mal existe es porque hay demanda, y son estas acciones las que van a erradicarla.
Mónica Huertas expresó estar completamente de acuerdo con ello y que Intedya es consciente de que la cabeza de la corporación es la base de todo; de ahí parte la iniciativa y la voluntad para el cambio. “El responsable de nuestro equipo de adaptar la ISO 37001 tiene vínculo directo con los directores y los involucran en todo el proceso. Justamente estamos en esta etapa con 5 empresas del país que – si todo sale bien – se certifican este año”, enfatizó.
CONCLUSIÓN
A modo de síntesis, Eduardo Herrera sostuvo que no considera que esta norma sea buena o mala, pues simplemente se trata de un estándar. Para él, la cuestión radica en “¿sirve o no?” y la respuesta absoluta a esta disyuntiva la tiene la entidad responsable de adaptarla y, sobre todo, la forma en que lo hace. En consecuencia, el éxito de esta ISO está sujeta al binomio: experiencia de la consultora – voluntad de la empresa.
“En el mercado están saliendo infinidad de modalidades de sobornos, y la consultora está obligada a conocer cómo opera este mal para cortarlo, el resto depende exclusivamente de la predisposición de la organización. Solo así le dará una lucha alturada”.
Por su lado, Mónica Huertas aseguró que las empresas peruanas han comenzado a tomar consciencia y sensibilizarse con respecto a este tema. “Las organizaciones están muy interesadas en garantizar su ética y transparencia mediante una norma de esta envergadura. La ISO 37001 se considera el motivo perfecto para comenzar un gran cambio, cuyos resultados no se verán en el futuro inmediato, sino a largo plazo”, finalizó.
Dicho desde la perspectiva escéptica o de la optimista, la verdad es que ya existe un plan de acción en marcha – y aparentemente sólido – que le declaró frontalmente la guerra a la corrupción. Si será efectivo o no, eso el tiempo lo dirá, pero para muchos nos queda la satisfacción de que no todos permanecen de brazos cruzados.