Por Stakeholders

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Por: Chriss Ríos
crios@stakeholders.com.pe

Es éste el rubro de la salud que más pugna por ganarse un lugar entre las prioridades de la agenda nacional, razón por la que hoy analizamos su verdadera importancia, sus avances y sus desafíos pendientes.

El escenario del pasado

Hasta hace aproximadamente una década, la salud mental era un tema invisible para el Estado y la sociedad. Formaba parte de un asunto privado de la persona y su familia, y si alguien tenía cuadros de tristeza o agresividad, esto era considerado una característica más de la personalidad. Solo determinados males eran definidos como enfermedades mentales, y para ello debían registrar episodios de pérdida de razón o conductas manifiestamente extravagantes, tales como hablar solos, oír voces, hacer gestos y muecas raras, entre otros.

Incluso para estas enfermedades las formas de tratamiento eran muy pocas; lo que se hacía era recluirlos y “disciplinarlos” mediante mecanismos crueles, como por ejemplo inducirles el coma y someterlos a electroshocks. La terapia mental y el tratamiento farmacológico se limitaban al sector privado por tratarse de un servicio bastante costoso, y desde ese punto ya se hacía evidente su carácter excluyente.

Cabe recalcar que la creación de fármacos que mejoraran los síntomas de enfermedades mentales, recién se inició en la década de 1950. Antes todo tipo de control o remedio era inexistente, hecho que generó que gran parte de las personas con trastornos fuesen abandonadas a su suerte en hospitales especializados, representaban un peligro. Este fue el caso del Hospital Víctor Larco Herrera, nosocomio en el que la mitad de personas internadas han sido abandonadas por sus parientes.

Humberto Castillo
Humberto Castillo Médico psiquiatra especializado en salud pública y ex Director del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi.

 

El escenario actual

Importantes avances se vienen dando en el terreno de la salud mental, sin embargo aún hay un largo trecho por recorrer. Según el Ministerio de Salud, el 30% de los peruanos tiene problemas de salud mental, y el 30% de los problemas por los que acude al médico tiene de fondo un problema mental que deriva en un problema físico. Asimismo, en todo el Perú y en todos los ámbitos profesionales (incluyendo jubilados) hay aproximadamente 700 psiquiatras, de los cuales solo 500 están en ejercicio activo y la mitad labora en el sector privado.

De acuerdo con cifras arrojadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 50% de los problemas mentales en el Perú son de depresión, el 35% es ansiedad y el 15% se vincula con trastornos más complejos. Por si esto fuera poco, las personas que ya son diagnosticadas con algún tipo de problema mental, sufren de discriminaciones, estigmas e incluso violaciones a sus derechos.

El lado positivo

Para Humberto Castillo, médico psiquiatra especializado en salud pública y ex Director del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, el primer gran avance que cabe resaltar es que las ciencias médicas peruanas ya consideran a la depresión, la ansiedad, entre otros trastornos, dentro de una nueva clasificación de enfermedades mentales, las mismas que al ser reconocidas ya pueden diagnosticarse y tratarse. Sin embargo, el avance más relevante que destaca el galeno es la implementación de la salud mental al sector público. “El SIS y Essalud ya te cubren citas con psicólogos, psiquiatras, terapias y también medicamentos”, remarcó Castillo, adicionando que en el 2015 se construyeron 23 centros de salud mental en Lima y provincias como Trujillo, Arequipa y Moquegua.

En lo que respecta a la psiquiatra especializada en niños y adolescentes, y ex Directora General del Hospital Victor Larco Herrera, Gisella Vargas, un avance de gran trascendencia es que el MINSA llevará a cabo una campaña de capacitación a nivel nacional, dirigida a todos los profesionales de la salud con el objetivo de que conozcan nociones básicas de salud mental y estén aptos para diagnosticar y tratar estos trastornos, sin necesidad de que estén especializados en psiquiatría. En el Hospital Larco Herrera, un grupo de profesionales hace lo propio capacitando a equipos médicos de provincias bajo estos mismos parámetros.

Asimismo, Vargas remarcó que el Consejo Nacional de Residentado Médico (CONAREME) ya determinó que existan más horas del curso de psiquiatría para la currícula de medicina general, y también más plazas para la especialidad de médicos psiquiatras.

¿Qué es lo que hace falta?

Humberto Castillo enfatiza que la clave es que todos los actores del sistema de salud interioricen que la salud mental no solo involucra al médico psiquiatra, sino a todo aquel que ejerce la medicina. Él asegura que el 80% de depresiones puede ser tratado en el primer nivel de atención por un médico general, puesto que la determinación del diagnóstico abarca 10 preguntas básicas que todo galeno conoce, pero no tiene la costumbre de aplicar. Entendido esto, todo médico general puede tratar un trastorno como la depresión, pues la terapia farmacológica involucra solo 5 tipos de medicamentos, con los cuales puedes manejar hasta el 80% de problemas mentales. “Es mucho más fácil que tratar una neumonía, otitis o faringitis”, acotó Castillo. Otra propuesta del ex Director del Instituto Nacional de Salud mental, radica en consolidar una salud mental comunitaria, que consiste en que todas las personas empiecen a tomar consciencia de sus emociones y de sus semejantes para que así, se vaya consolidando una cultura emocional en la población. Sin embargo, ¿esto puede lograrse de la noche a la mañana? “En absoluto, se necesitan charlas informativas y campañas de concientización sobre todo en los colegios, pues la educación es la base de todo. Los padres y los maestros siempre monitorean el rendimiento académico de los niños y casi nunca sus estados de ánimo. Eso debe cambiar”, planteó Castillo.

Gisella Vargas
Gisella Vargas Psiquiatra especializada en niños y adolescentes, y ex Directora General del Hospital Victor Larco Herrera.

Existe una fórmula que Humberto Castillo postula y esta se enfoca en una red conformada por todos los servicios de salud mental de Lima (Larco Herrera, Baldizán, Noguchi) que cuente con centros comunitarios desconcentrados en la capital, con personal médico que rote, un mismo sistema de historias clínicas y una comunicación fluida. Ya se había avanzado en ello, pero debido a la crisis en el sector salud, otras urgencias se impusieron y la salud mental se dejó temporalmente de lado. “El escenario de la medicina peruana debe aprender que atendiendo eficientemente a la salud mental, se mejora paralelamente la salud física”, sostuvo Castillo, agregando que se debe continuar con la creación de centros de salud mental en provincias, ya que solo se invierte un millón de soles en personal y la infraestructura es simple como la de una casa.

Gisella Vargas concuerda con Humberto Castillo acerca de la necesidad de campañas de concientización e información sobre el tema. “La gente tiene que conocer los síntomas, las formas de prevención, cómo afrontar estos males, entre muchos otros detalles relacionados”, puntualizó. Asimismo, Vargas puso sobre el tapete a la ley 29889, la cual modifica la ley de salud y vela por los derechos de las personas con problemas de salud mental. Esta normativa promulgó su reglamento el año pasado y se encuentra a la espera de ser ejecutada. “Esto da una valiosa base legal que difunde los derechos de estas personas y cambiará los antiguos esquemas de la sociedad con respecto al tema de salud mental”, simplificó.

Mitos por vencer

Hay tres mitos establecidos en el ideario colectivo del peruano, según el doctor Humberto Castillo. El primero indica que los problemas de salud mental no son importantes, no matan y son simplemente estados pasajeros que pueden solucionarse con frases como “anímate” o “distráete”. El segundo mito gira en torno a que tratar este tipo de problemas es muy complicado, lo cual es falso porque con el apoyo de psicofármacos, en 15 días los síntomas son reducidos y en dos meses el 80% de éstos desaparece. El tercer y último mito radica en que estos tratamientos son caros, a lo que el doctor Castillo argumenta que al tener estos medicamentos la patente vencida y ser productos genéricos, los precios son muy bajos y accesibles, gastándose un aproximado de 100 soles al año.

Para concluir

Actualmente, es urgente que la salud mental deje de ser tomada como un tema irrelevante. La OMS expresa claramente que este tipo de trastornos causa muerte directa a través del suicidio, pero también, en casos como la depresión, reduce la eficacia de las quimioterapias, cuadruplica el riesgo de ataques al corazón, duplica las probabilidades de adquirir diabetes y tuberculosis, y afecta severamente el sistema inmunológico y endocrino. El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, dijo en abril de este año en Washington en una ponencia llamada “Salud mental saliendo de las sombras”, que por cada dólar que se invierte en tratar males como la depresión y la ansiedad, se recuperan cuatro. El doctor Castillo hizo un cálculo rápido aplicado al Perú y llegó a la conclusión de que aquí no serían cuatro dólares los recuprecuperados, sino diez. Con un poco de humor, expresó que “no es rentable deprimirse, así que lo más recomendable es tratarse cuanto antes”.

Cuando se le preguntó sobre sus expectativas con respecto al nuevo gobierno dentro de este rubro, Castillo contestó que tiene mucha fe porque por primera vez un presidente toca el tema de salud mental en un discurso inaugural. Sin embargo, observa que aún falta solidez en las políticas públicas y el tema continúa postergándose a causa de que aún no se identifica su real importancia. “Hay mucho por hacer de manera intersectorial y no nos podemos quedar de brazos cruzados”, culminó.

Gisella Vargas terminó diciendo que la salud mental es tarea de todos. Es decir, cada miembro de la sociedad debe trabajar desde donde le toca, ya sea desde el ámbito familiar, educativo, empresarial o gubernamental. Su consejo final fue que todos debemos procurar llevar una vida sana con momentos de recreación y esparcimiento, evitando rencillas o conflictos con el entorno, pues de esa manera se forma un verdadero bienestar.

“La salud mental significa llevarte bien contigo mismo y con los demás”, señaló, y agregó que en cuanto uno detecte algún tipo de trastorno en sí mismo o en alguien cercano, se debe pedir ayuda médica al instante, puesto que el desarrollo de las ciencias hace que la mayoría de problemas pueda ser superado. Sin embargo, la superación de prejuicios y estigmas queda exenta a toda ciencia y nos compete a todos y cada uno de nosotros.







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