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Tras la firma de la Declaración de Parma empiezan los verdaderos desafíos para los 53 países que la han ratificado. 

  
Tras la firma de la Declaración de Parma empiezan los verdaderos desafíos para los 53 países que la han ratificado. Los estudios científicos publicados en The European Journal of Public Health en 2010 señalan que localizar las desigualdades sociales sería un punto de partida para reducir los impactos medioambientales como la contaminación del aire, que reduce la esperanza de vida. Pero los datos científicos son aún insuficientes.

En los últimos 20 años, ha habido progresos, pero han surgido nuevos retos. Lograr entornos más saludables en beneficio de la salud ha experimentado mejoras desiguales en los diferentes países del continente europeo. El último informe Salud y Medio Ambiente en Europa: Evaluación del progreso publicado a principios de 2010 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala cuatro factores de riesgo principales: el agua y el saneamiento, los accidentes y la actividad física, la contaminación del aire, y las sustancias químicas y el ruido.

A estos factores de riesgo se añaden las desigualdades sociales no sólo entre países pero también dentro de cada frontera. El informe de la OMS subraya que los grupos más desfavorecidos en el plano económico son los que están más expuestos a riegos medioambientales, y que las personas más enriquecidas, educadas y con trabajo no lo están a ese nivel.

No obstante, la regla no se confirma. “Hay pocos ejemplos que demuestran lo contrario: que los ricos están en realidad más expuestos”, confirma a SINC Matthias Braubach, investigador en el Centro de Medio Ambiente y Salud de la OMS.

Es el caso del uso de algunas sustancias químicas como los pesticidas para hormigas en los hogares; las personas más enriquecidas son las que más los emplean. “En Roma por ejemplo hay evidencias de que las personas ricas están más expuestas a la contaminación del aire porque viven en el centro ciudad, más contaminado, y más caro”, afirma Braubach. A pesar de estos datos, más del 50% de la población rural en diez de los países del continente no tienen acceso a agua potable.

Buscar quién es más vulnerable a qué

“Es difícil tener un criterio para todo porque la situación es muy específica para cada país y los resultados de las ciudades son totalmente distintos”, destaca el investigador alemán. A excepción de algunos países de la Europa occidental, no hay suficientes datos, incluso en los países que han iniciado investigaciones sobre el tema, esta información es a menudo dispersa e incompleta.

Las incidencias sanitarias sobre las desigualdades sociales en materia de exposición a riesgos medioambientales han sido objeto de pocos estudios científicos, salvo los publicados en enero de 2010 en The European Journal of Public Health, por Braubach y diferentes universidades europeas.

“En este momento los mayores retos deben tomarse desde la ciencia. No sabemos cómo están distribuidos muchos de los datos que tenemos de ciertos países en función del género, la edad, o los ingresos”, asegura Braubach. Los datos que sí se tienen no son fácilmente comparables entre países. “Es muy difícil hacer una evaluación común, por eso necesitamos mayor transparencia sobre cuáles son los principales problemas de las desigualdades, y cuáles son los grupos vulnerables para cada riesgo ambiental”, subraya el experto.

Ante la ausencia de estos datos, todavía queda camino por recorrer para establecer medidas políticas concretas. “Hay que conseguir una perspectiva más amplia en Europa”, confirma el investigador. Las organizaciones internacionales se enfrentan todavía a la ausencia de consistencia en la información que los científicos poseen.

En cuestiones de los impacto del cambio climático en la salud, el problema es otro, es el de la mitigación. “El tema del clima es muy complicado, y a veces supone un problema para el enfoque científico, por eso se basa en modelos y genera debates”, explica Antonio Navarro, investigador en el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Bolonia (Italia). Estos modelos son su principal arma, pero “no es un arma mágica, da respuestas probabilísticas”, añade Navarro.

España y los riesgos ambientales

España no se libra de los riesgos ambientales para la salud. “La problemática es igual que en todos los países de nuestro entorno, estamos en el área mediterránea”, afirma a SINC Fernando Carreras, subdirector general de Sanidad Ambiental y Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Política Social presente en este encuentro de alto nivel. Las líneas principales de actuación en el ámbito europeo son agua, cambio climático, contaminación del aire, y químicos.

Sin embargo, a pesar de la reducción sustancial de la contaminación atmosférica en toda la región europea en los años ’90, los progresos en la última década han sido mínimos. Según la OMS, más del 92% de la población urbana vive en ciudades con niveles de partículas que superan los valores máximos establecidos por esta organización.

“La contaminación atmosférica es uno de los factores de riesgo más significativos, pero ahora tenemos líneas de ataque mucho más importantes para combatirla sobre todo relacionado con el cambio climático”, señala el experto español que confirma que, en la actualidad, existen más instrumentos desde la perspectiva de salud y medio ambiente para afrontar la contaminación atmosférica.

 
 
 
Fuente:
Contenido: http://archivo.ecodes.org







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