En una conferencia de prensa que se llevó a cabo hoy en el marco de las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el Banco…
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En una conferencia de prensa que se llevó a cabo hoy en el marco de las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial señaló que la crisis económica internacional ha revertido el impresionante crecimiento económico de los últimos años en los países emergentes de Europa y Asia central, asestando un duro golpe a las familias a raíz del aumento del desempleo y la pérdida de sus ingresos. Sostuvo, además, que pese a su debilidad financiera, los Gobiernos tendrán que proteger a los pobres y al mismo tiempo fortalecer las instituciones y la infraestructura para atraer a los inversionistas.
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La crisis financiera y económica internacional ha golpeado, literalmente, a los hogares de muchos países emergentes de Europa y Asia central”, sostuvo Philippe Le Houérou, vicepresidente de la Oficina Regional de Europa y Asia central del Banco Mundial. “Lo que comenzó como una crisis financiera se ha convertido en una crisis social y humana. La crisis internacional se desencadenó inmediatamente después de las crisis de los alimentos y los combustibles, que ya habían debilitado a los habitantes de la región al reducir su poder adquisitivo. Hoy, el aumento de la pobreza y el desempleo está empujando a la pobreza a muchos hogares y está agravando la situación de aquellos que ya son pobres”.
Durante el último decenio, muchos países emergentes de Europa y Asia central crecieron a un ritmo sorprendente que los aproximó a los niveles de vida de Europa occidental y otras economías avanzadas. Pero la crisis los afectó con mayor dureza y puso coto a esa convergencia. El crecimiento se desplomó, de un paso acelerado del 7,6% en 2007 al 4,7% en 2008, y se prevé que registrará una cifra negativa del 5,6% en 2009. “Los países emergentes de Europa y Asia central avanzaron a toda marcha durante varios años”, manifestó Le Houérou. “Ahora, empero, el motor del crecimiento está perdiendo velocidad a raíz de la crisis internacional y el agotamiento de los flujos de financiamiento externo privado, por lo que muchos países se ven obligados a desacelerar y, en algunos casos, inclusive a dar marcha atrás. Actualmente, los Gobiernos de la región deben poner empeño en acelerar las reformas. A la comunidad internacional, por su parte, le cabe ayudar a los países a arrancar nuevamente. Para el Banco Mundial, esto entraña esencialmente concentrar su apoyo en los esfuerzos de los Gobiernos por ordenar el sector bancario de manera tal que los bancos puedan proporcionar los medios para que las empresas y los comercios crezcan y creen empleos; por mejorar las condiciones para los negocios y atraer flujos de capital privado; por lograr que el gasto público sea más eficiente a fin de que las familias trabajadoras reciban los beneficios, y por seguir financiando inversiones públicas esenciales en infraestructura”. Alza del desempleo y los déficits La crisis internacional ha afectado a algunos países más a que a otros pero hoy existe el peligro de que la región afronte una recuperación débil y sin empleos. Algunos países, como Polonia, han corrido mejor suerte que otros. Empero, el número de desempleados en la región ha aumentado de 8,3 millones en 2008 a 11,4 millones en 2009. Se ha duplicado en los países bálticos, aumentó el 60% en Turquía y creció un tercio en otros países de la región. “El número de pobres no se reducirá en 15 millones en 2009; por el contrario, las proyecciones actuales indican que habrá unos 15 millones más de pobres”, afirmó Indermit Gill, economista en jefe de la Oficina Regional de Europa y Asia central del Banco Mundial. “Ya existen unos 145 millones de pobres en la región, o casi un tercio de la población total. Para ellos, la crisis ha endurecido aún más las condiciones de una vida que ya era difícil. Este otoño, las noticias económicas son buenas para gran parte del mundo, pero no son alentadoras para los trabajadores y sus familias en los países emergentes de Europa y Asia central. En su caso, puede ser prematuro hablar de recuperación”. Según Gill, frente a la crisis sin precedentes, los Gobiernos de los países emergentes de Europa y Asia central deberán tomar muchas decisiones difíciles, habida cuenta de que los déficits públicos aumentarán del 1,5% del producto interno bruto (PIB) en 2008 al 5,5% en 2009. A raíz de ello, los Gobiernos estarán sometidos a un mayor cúmulo de presiones para lograr que el gasto sea más eficiente. “Dado que el gasto social representa más de la mitad del gasto público, los Gobiernos deberán lograr que la educación, la atención de la salud y la seguridad social sean más eficientes”, afirmó Gill. “Es necesario redimensionar los sistemas escolares a fin de tener en cuenta la reducción en la matrícula ocasionada por la disminución de la fecundidad. Se debe reestructurar la atención de la salud debido a que, actualmente, muchos países tienen que afrontar los problemas de salud de los países de ingreso alto con los recursos fiscales de las economías de ingreso mediano. También es necesario reestructurar la seguridad social para reconocer que muchos países de la región han envejecido antes de acumular riqueza. Las reformas contribuirán a que los Gobiernos gocen de una situación fiscal saludable, y propiciarán economías robustas y sociedades más equitativas. Las autoridades normativas responsables deberían dedicar especial atención a estas reformas”. Además, los Gobiernos deben seguir mejorando las condiciones comerciales para así atraer inversiones. Durante el último decenio, los países emergentes de Europa y Asia central han realizado progresos para mejorar el clima para los negocios. La región ha obtenido los puntajes más altos en las clasificaciones Doing Business realizadas por el Banco Mundial durante los últimos seis años, en las que los países de Europa central y meridional, y más recientemente los de la región del Cáucaso y Asia central, ocuparon los primeros lugares. Este año, 5 de los 10 países que más se destacaron en materia de reformas pertenecen a la región: República Kirguisa, ex República Yugoslava de Macedonia, Belarús, Tayikistán y Moldova. El Banco Mundial respalda las reformas mediante financiamiento y servicios de asesoría Le Houérou afirmó que si bien los Gobiernos asumen el liderazgo, el Banco Mundial está ayudando a los países a sortear la crisis. Con ese fin, proporciona apoyo presupuestario a los países para respaldar medidas de reforma prometedoras. Durante el último ejercicio, el Banco Mundial ha incrementado en un 60% el apoyo financiero destinado a la región —de US$8.000 millones en el ejercicio anterior a US$12.500 millones en este ejercicio— con el propósito de mitigar el impacto de la crisis en los pobres, estabilizar a los bancos y posicionar a los países para la recuperación posterior a la crisis. Tan solo en septiembre de 2009, el Banco aprobó apoyo presupuestario por valor de US$2.000 millones para Hungría, Letonia y Ucrania. Además de financiamiento, el Banco ofrece apoyo analítico y alienta a los Gobiernos a ampliar un conjunto de programas de protección social. Actualmente, la mayoría de los países de la región dispone de programas adecuados que se podrían ampliar durante la crisis —como los que se aplican en la República Kirguisa, Albania y Georgia—, y ofrecen las mayores probabilidades de que sus beneficios lleguen a las personas más necesitadas. Al mismo tiempo, el Banco está asesorando a los Gobiernos para mejorar los programas menos eficientes a fin de asegurar que los beneficios lleguen a los destinatarios adecuados. Aunque muchos países de la región han realizado una labor excelente para mejorar las condiciones para los negocios, en un gran número de países no ha mejorado la prestación de servicios sociales. Actualmente, los países emergentes de Europa y Asia central que son clientes del Banco Mundial están utilizando fondos del Banco para 53 proyectos que abarcan desde la reforma institucional y la infraestructura hasta intervenciones para ayudar a las personas más necesitadas. Además, a través de la Corporación Financiera Internacional (IFC), la institución del Banco Mundial que se dedica al sector privado, el Banco se ha asociado con el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) en un fondo de US$31.000 millones para respaldar al sector bancario y financiar préstamos a las empresas afectadas por la crisis económica internacional, a través de financiamiento en forma de capital accionario y deuda, líneas de crédito y seguros contra riesgos políticos. Por su parte, el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), la entidad del Banco que se ocupa de otorgar seguros contra riesgos políticos, ha puesto a disposición hasta US$3.000 millones para inversiones en las economías más afectadas de la región. Se otorgaron garantías por valor de casi US$500.000 para respaldar los préstamos de accionistas concedidos por casas matrices de bancos a sus subsidiarias en Ucrania y Rusia. Fuente:
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