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En vísperas del 20º  aniversario del Día Mundial de la Población, el Banco Mundial y el Fondo de Población de las…

  
En vísperas del 20º  aniversario del Día Mundial de la Población, el Banco Mundial y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) advirtieron que la planificación familiar y otros programas de salud reproductiva vitales para las mujeres pobres han desaparecido del mapa del desarrollo de muchos países donantes y de ingreso bajo y de los organismos internacionales de ayuda.

Estos programas, según afirmaron los representantes de las instituciones, eran vitales para impulsar el bienestar económico y social de las mujeres, en particular durante la actual crisis económica mundial, y reducir la pobreza endémica y el elevado número de muertes maternas e infantiles.

 
“La crisis económica mundial ha hecho trizas el crecimiento y el desarrollo en los países pobres de todo el mundo, y se ha convertido en una emergencia de desarrollo para las mujeres porque, invariablemente, son las primeras en sufrir los embates de las conmociones económicas”, manifestó Joy Phumaphi, vicepresidenta de Desarrollo Humano del Banco Mundial y ex ministra de Salud de Botswana. “Incluso antes de que comenzara esta crisis, la planificación familiar y la salud reproductiva habían quedado fuera del mapa de los países de ingreso bajo, los donantes de ayuda y los organismos de desarrollo; en consecuencia, hemos perdido un tiempo precioso en el que podríamos haber ayudado a las mujeres a acceder a estos servicios vitales de atención de la salud y a los países a ingresar en una senda de reducción de la pobreza más rápida”.

En el discurso principal pronunciado en el Banco Mundial con motivo del 20º aniversario del Día Mundial de la Población, la Sra. Thoraya Obaid, directora ejecutiva del UNFPA, dijo que invertir en las mujeres era una elección acertada en épocas de crisis económica mundial y recortes de presupuesto para salud en todo el mundo. “La triste y cruda realidad es que la mortalidad materna constituye la mayor desigualdad en términos de salud en el mundo, y de todos los objetivos de desarrollo del milenio, el quinto (mejorar la salud materna) es el que está más lejos de lograrse; con la crisis financiera y la reducción presupuestaria para salud, será aún más difícil alcanzarlo. No es la falta de conocimientos lo que impide el progreso; es la falta de decisión política para proteger la salud y los derechos de las mujeres”.

Las nuevas cifras preliminares del Banco Mundial demuestran que la asistencia oficial para el desarrollo en el ámbito de la salud aumentó de US$2.900 millones en 1995 a US$14.100 millones en 2007 en todo el mundo —prácticamente se quintuplicó en 12 años—, pero la ayuda para los sectores de población y salud reproductiva tuvo un aumento mucho más moderado durante el mismo período, de US$901 millones a US$1.900 millones. En los 35 países de África, Asia y Oriente Medio donde se registran las tasas de fertilidad más elevadas, la ayuda para programas de planificación familiar y salud reproductiva destinados a mujeres comenzó en US$150 millones en 1995 y aumentó a US$432 millones en 2007, mientras que la ayuda general para cuestiones de salud en estos países subió de US$915 millones a US$4.900 millones en el mismo período. El respaldo a los programas sobre población y salud reproductiva ha disminuido considerablemente como proporción de la ayuda para la salud en general, de aproximadamente un 30% en 1994 a un 12% en 2008.

Según el UNFPA, cada año mueren más de 500.000 mujeres durante el embarazo o el parto debido a problemas médicos prevenibles y tratables. Por cada mujer que muere, otras 20 sufren lesiones y discapacidades que pueden durar toda la vida y privarlas de sus medios de subsistencia y el bienestar físico. De todas las regiones, África presenta las tasas más elevadas de mortalidad materna: como mínimo, son 100 veces más altas que las de los países desarrollados.

En representación del gobierno del presidente Obama, también tomó la palabra en el acto del Banco Mundial la Sra. Margaret Pollack, subsecretaria adjunta interina de la Dirección de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Expresó que no será posible lograr una reducción de las tasas de natalidad solamente con mejores programas de salud; también será imprescindible mejorar la educación de las niñas, otorgar iguales oportunidades económicas a las mujeres y lograr que menos hogares continúen viviendo por debajo del umbral de pobreza.

“Una y otra vez hemos observado que invertir en las mujeres es invertir en las familias, las comunidades y las sociedades. En otras palabras, es invertir en nuestro futuro. Los Estados Unidos están comprometidos y dedicados a esta tarea; esperamos trabajar en asociación para garantizar un mundo en el que las mujeres sean sanas, respetadas y tengan sus derechos asegurados”.

Durante la segunda mitad del siglo XX, la población mundial aumentó a más del doble y alcanzó los 6.000 millones: un sorprendente incremento de 3.000 millones de personas en tan sólo 40 años. Si bien esta tasa de crecimiento ha descendido a un 1,2% anual, durante este decenio la población está aumentando a un ritmo de 75 millones de personas por año y podría llegar a los 9.000 millones en 2050. Para entonces, es probable que la mayor parte de la gente viva en los países más pobres del mundo.

En un informe reciente del Banco, Cuestiones de población en el siglo XXI: La tarea del Banco Mundial, se señala que el tamaño de las familias también puede influir significativamente en el empleo de las mujeres. Una encuesta comparada entre países indica que el porcentaje de mujeres económicamente activas está directamente relacionado con las tasas nacionales de natalidad. Por ejemplo, en Bolivia existía una fuerte correlación entre mujeres que utilizaban anticonceptivos y empleos fuera del hogar. En Filipinas, el incremento medio de los ingresos de las mujeres con uno a tres embarazos duplicaba el de las que habían estado embarazadas más de siete veces. Las tasas de natalidad más elevadas del mundo son las de África al sur del Sahara, donde el nivel de fertilidad promedio continúa por encima de los cinco hijos por mujer.

“La condición social inferior de la mujer a menudo constituye una barrera porque en muchas sociedades las mujeres no tienen la facultad de tomar sus propias decisiones sobre el uso de anticonceptivos u otros métodos de atención de la salud reproductiva”, afirma Joy Phumaphi, del Banco Mundial. “Educar a las niñas, mejorar las oportunidades económicas de las mujeres y otorgarles el control del diseño, la gestión y la supervisión de los programas de salud reproductiva son formas importantes de fomentar un mayor acceso a estos programas de salud esenciales”.

Fuentes:
Contenido: Banco Mundial
Imagen/Foto: www.diariocorreo.com.ec







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