La explicación que se suele dar a las relaciones conflictivas entre empresas y comunidad se basa en elementos que caracterizan…
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La explicación que se suele dar a las relaciones conflictivas entre empresas y comunidad se basa en elementos que caracterizan el vínculo entre los sujetos o actores; por lo general, no se explora a los sujetos mismos que se relacionan.
Se hace indispensable conocer quienes son los sujetos (la empresa, la comunidad, y otras organizaciones) que están desarrollando el vínculo. Por ejemplo, es necesario conocer la visión y misión de la entidad u organización, el liderazgo y la cohesión interna, los mecanismos de comunicación y consulta entre los diversos estamentos de la organización, y, finalmente, cuál es el clima interno.
Suele ocurrir que los integrantes de las organizaciones no se alinean estratégicamente y sus conductas hacia fuera muestran un grado de incongruencia que alimenta tensiones no previstas y no deseadas. En otras palabras, el énfasis está colocado en el cómo sin haber comprendido al quién.
Existen varios tipos de argumentos utilizados para explicar la emergencia y desarrollo de las situaciones de conflictividad social. Aquí queremos llamar la atención y destacar la importancia de la constitución y funcionamiento interno de las organizaciones que se relacionan (empresas y otras organizaciones) en la formación y desarrollo de un proceso conflictivo.
Desde una visión socialmente responsable los conflictos no debieran estar enfocados exclusivamente en las relaciones comunitarias. La puesta en práctica de una concepción limitada a las relaciones comunitarias reduce y simplifica el significado de la R.S.
Si bien es cierto que son varios los elementos que intervienen en la gestación y despliegue de un conflicto
y que las relaciones de la organización con la comunidad son fundamentales, en esta oportunidad destacamos que la falta de alineamiento de los miembros de una organización debe de ser considerada
un factor central. Sin cohesión y consistencia de la empresa no hay claridad de intereses; sin claridad de intereses la forma en que se establecen los vínculos puede dañar la relación; la intensidad, los tiempos y la velocidad del desarrollo del conflicto en sus distintos momentos pueden acelerarse si los vínculos se dañan; las empresas más consistentes son aquellas que logran un sentido constructivo y unitario a toda la organización.
y que las relaciones de la organización con la comunidad son fundamentales, en esta oportunidad destacamos que la falta de alineamiento de los miembros de una organización debe de ser considerada
un factor central. Sin cohesión y consistencia de la empresa no hay claridad de intereses; sin claridad de intereses la forma en que se establecen los vínculos puede dañar la relación; la intensidad, los tiempos y la velocidad del desarrollo del conflicto en sus distintos momentos pueden acelerarse si los vínculos se dañan; las empresas más consistentes son aquellas que logran un sentido constructivo y unitario a toda la organización.
Se podría decir, pues, que un elemento central a buscar en la prevención de los conflictos tiene que ve con la coherencia de las organizaciones. Para ello se necesita orientación (visión), cohesión (liderazgo), comunicación interna (articulación) y motivación (clima interno). Esto significa que quien lidera la organización debe poder cohesionar los dos aspectos de la misma (máquina y organismo social), reconocer las limitaciones que posee, y comprender los elementos que movilizan (o paralizan) a la organización para buscar su transformación y la obtención de resultados positivos.
En base a las consideraciones anteriores podemos afirmar que la dinámica externa que establece una empresa con otras organizaciones depende, en buena medida, de su constitución y coherencia interna. El desarrollo de la relación conflictiva entre las organizaciones involucrará a otros que cumplen roles distintos, implicará que los sujetos desplieguen percepciones, emociones y acciones, y, expresará relaciones de poder o capacidades para ganar aliados o influir a terceros (actores secundarios, terceros, reguladores).
Por lo señalado en el párrafo anterior se podría sostener que la dinámica del conflicto puede ser mejor manejada cuando los que ingresan en una relación de esta naturaleza son organizaciones coherentes y bien estructuradas; es decir, la intensidad y horizonte temporal se pueden acortar o reducir. Por el contrario, cuando todas las organizaciones intervinientes se encuentran escindidas, poco cohesionadas o deficientemente estructuradas la dinámica será peor manejada; la intensidad y el horizonte temporal pueden alargarse. En la dinámica en la que sólo una de las partes se encuentra cohesionada y bien estructurada y la otra no, la primera puede desempeñar un rol en la disminución de la intensidad del conflicto y contribuir a limitar el horizonte temporal en el que se despliega el conflicto.