Por Stakeholders

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Tres son los principales actores principales que se precisan para hacer realidad la responsabilidad social…

  
Tres son los principales actores principales que se precisan para hacer realidad la responsabilidad social. La empresa, la administración pública, y el tercer sector, vamos, las ONG para que todo el mundo sepa de qué hablamos. Eso ya lo sabemos.

Llevamos años en el camino, en este Gran Proyecto intenso y extenso en el que, por suerte, cada día somos más. Tenemos hasta publicaciones propias, como este magnífico Diario Responsable. Pero no hemos conseguido romper los tópicos: las ONGs siguen siendo El Bueno de la peli, la administración pública sigue siendo El Feo, y la empresa, por supuesto, El Malo. Qué bien y qué cómodos estamos todos en nuestros papeles, no? Y qué trabajo nos cuesta pensar en otra clave.

He aquí, El Bueno, el Feo y el Malo, (1966) el máximo exponente del Spaghetti Western, justo lo que empieza a ser la responsabilidad social en España. Que nadie se me ofenda!!! Se trata de una peli que combina lo más hollywoodiense: el renombre de Sergio Leone, un Oscar a la banda sonora de Errio Morricone, un Clint Eastwood al que se le quedó cara de vaquero para siempre, en fin, lo mejorcito del cine americano…con un presupuesto humilde que no llegaba al millón de dólares, y rodada en Almería y Burgos, que le hacen sombra a los decorados de la Paramount, y seguro, son más sostenibles. 

Pues así estamos con la RSE, en plan spaghetti western….! Que globalización sí, pero según… Que esto es algo de dimensión mundial, pero nos miramos el ombligo (y los presupuestos…) y actuamos en casa. Presupuesto, poco. Y mucho “Oscar” a las mejores prácticas, y mucho premio, que nos encanta. Hacemos unas memorias GRI de impresión, pagamos millones para demostrar que los datos son buenos, pero el asterisco que acompaña al dato reza a pie de página “no incluye Asia ni Latinoamérica”.  ¿Será esta la famosa combinación de lo global y lo local de la que tanto se habla? ¿Aquello de ser grandes pero ser pequeños?

Hasta la trama es la misma: tres protagonistas, con un puntito picarón y astuto, en busca de un tesoro que ninguno podrá encontrar sin la ayuda de los otros dos. Es decir, que durante todo el largometraje los tres hombres colaboran (o aparentan colaborar) cuando en realidad cada uno quiere el botín para sí mismo… Sucede que, por distintas razones, ninguno puede hacerse con el tesoro sin la ayuda de los otros por lo que se ven obligados a convivir, a soportarse. Paradojas de la vida, ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio.

Por si aún no lo han adivinado, el Bueno, el tercer sector, no goza de la bondad absoluta sino relativa: lo es por ser mejor que los otros dos. Y muestra su bondad y sus valores por exigencias del guión, pero desea lo mismo que "el feo" y "el malo": el dinero!!  No dudará en abandonar ocasionalmente a "su" ejercito para buscar el dichoso tesoro. Está libre de culpa. Bueno, algún escándalo hemos visto pero poca cosa. Alguna ovejita negra, quién no tienen algún esqueleto en el armario? Nadie es perfecto. Ya ven, Clint Eastwood quedó marcado con este papel, crió la fama, y, hop, se instaló en el papel de hombre tierno que, en el fondo, no es tan bueno cuando saca el carácter.  

El verdaderamente "Malo", el sector privado, hace en su papel de típico oportunista, que según le da el aire se pone de aquí o de allá…”Todo por la pasta” sería su lema…,En general, el mundo ha asumido el tópico de que la empresa, normalmente, tiene la única perversa intención de ganar dinero, más dinero, y más dinero. Si acaso alguna vez demostrase un pequeño atisbo de filantropía, será que oculta perversas intenciones de tipo marketing o publicidad. O querrá expiar algún pecadillo…

El Feo, magistralmente interpretado por Eli Walach, es lo que le ha tocado a la administración pública. De comportamiento áspero y gris y con un descarado interés por el botín, muestra la ambivalente interpretación de un personaje que se ve forzado a saltar de la perversidad a la bondad jugando a ser el fiel de la balanza. ¿Les suena esto? ¿Legislamos? ¿Esto no era voluntario? ¿Ayudamos a la empresa, nos aliamos con los sindicatos, promovemos el reporting y la transparencia, o nos escondemos un tiempito…?

Pues depende, todo depende… Desde su papel de “Feo” la administración pública espera que el sector privado se acerque a ella, “hay que buscar las alianzas público-privadas” nos dicen. Luego la realidad no es tan bonita…Que se lo digan a las empresas que tienen su cuenta de resultados esposada a los movimientos regulatorios, y que se levantan cada día a golpe de multa o demanda…. Vaya Ud a aliarse con esos!!! Durmiendo con su enemigo se podría titular en este caso la peli en cuestión. Haga lo que haga, y aunque se someta a cirugía estética y se maquille, el Feo siempre será eso, el Feo.

Cuando las actitudes los comportamientos se repiten, y giran siempre en torno a los mismos tópicos, las relaciones se vuelven aburridas y previsibles.  Parece que en la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa hace tiempo que sucede siempre lo mismo, y, oiga, al final va a resultar que estamos tan a gustito, cada cual en su rol. Bueno, no está mal, dirán algunos. Está bien así, uno sabe el terreno que pisa, de qué pie cojeamos. Vamos conociéndonos; y esto facilita las relaciones….O no?  
No desvelaré el final de la película, de la versión original quiero decir, por si alguien no la ha visto, no le voy a machacar el desenlace. Aunque tiempo ha habido ya… Pero de la otra peli, del spaghetti western de la RSC, que está apenas comenzando, me atrevo a proponer un final alternativo: el intercambio de roles.

Propongo que no siempre sea el sector privado el que hace un ejercicio de transparencia informativa, códigos éticos o auditorías. Propongo que no siempre sea la administración pública la que dice lo que otros han de hacer, o que no sean las ONG las únicas que legítimamente pueden ser altruistas.  No significa que confundamos los papeles, tan solo que pensemos un poquito que el malo no siempre es el malo, que el bueno no es tan bueno como parece o que el feo, cuando se esfuerza un poquito, pues no es tan feo…

Al fin y al cabo, Clint Eastwood también era Harry el Sucio.







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