Los resultados de un estudio internacional realizado durante cinco años en la Zona Clarion-Clipperton revelan que la minería en aguas profundas está generando un impacto severo en la biodiversidad marina. Las pruebas con maquinaria extractiva redujeron en un 37% la presencia de organismos del lecho oceánico, una cifra que enciende alertas sobre la fragilidad de estos ecosistemas y los riesgos de impulsar esta industria sin regulaciones estrictas.
Además, los científicos detectaron una caída del 32% en la riqueza de especies en áreas afectadas por la pluma de sedimentos, incluso sin intervención directa de maquinaria. Estos hallazgos reavivan el debate global sobre la necesidad de una moratoria internacional, en momentos en que más de 35 países advierten que la explotación profunda podría causar daños irreversibles en uno de los ecosistemas menos conocidos del planeta.
Minería marina reduce hasta 37% la fauna del lecho marino
Los investigadores identificaron más de 4.000 animales en el área de estudio. La minería submarina despierta interés en varios países debido al valor estratégico del cobre, el zinc y los minerales utilizados en tecnologías limpias.
Sin embargo, informes recientes sostienen que una economía circular y el reciclaje podrían reducir más de la mitad de la demanda futura, cuestionando la urgencia de abrir nuevos frentes extractivos en ecosistemas extremadamente vulnerables.
Noruega había sido el primer país en autorizar la explotación en su territorio marítimo, pero la presión social obligó a decretar una pausa de cuatro años, celebrada por organizaciones ambientalistas.
Las Islas Cook y otros Estados también han frenado permisos mientras no existan garantías sobre el impacto ecológico. En contraste, algunas potencias buscan acelerar la exploración, alimentando un debate global. Actualmente, más de 35 países y la Unión Europea apoyan una moratoria para evitar daños irreversibles y avanzar hacia un marco internacional que priorice la protección del océano.
La importancia ecológica del fondo marino
La fauna del lecho marino cumple funciones esenciales en la descomposición de materia orgánica, el reciclaje de nutrientes y la estabilidad de las cadenas tróficas.
Sin embargo, muchas especies son altamente sensibles a las perturbaciones físicas. La maquinaria pesada modifica el sustrato, destruye hábitats y levanta sedimentos que pueden tardar décadas en asentarse, afectando incluso a especies recién descubiertas.
Los científicos recuerdan que el fondo oceánico también contribuye al almacenamiento de carbono. Alterar estos procesos podría liberar reservas acumuladas y agravar el cambio climático.
Por ello, el estudio intensifica los llamados a una moratoria global que priorice la conservación de ecosistemas poco explorados pero fundamentales para la salud de los océanos.









