¿Cómo nació el concepto ‘Ludovida’ y qué necesidad social identificaron en las comunidades para impulsarlo como un nuevo eje de sostenibilidad de Los Portales?
Ludovida surge a partir de más de 13 años realizando Ludoparques, nuestra iniciativa de Responsabilidad Social, la cual recupera espacios públicos en desuso y los devuelve a las comunidades como entornos seguros de aprendizaje a través del juego.
El impacto positivo logrado nos llevó a preguntarnos cómo podíamos escalar esa transformación. Así nació Ludovida: un concepto que incorpora zonas lúdicas dentro de nuestros proyectos de Habilitación Urbana, Vivienda Social, Departamentos e incluso Hoteles, integrando el juego como un derecho fundamental y una herramienta para formar ciudadanía.
Estos espacios están desarrollados de manera conjunta con la Asociación Educativa Caritas Graciosas y nuestra Área de Diseño Arquitectónico para desarrollar la motricidad fina, gruesa y capacidades de socialización en los niños. Hoy no solo beneficiamos a comunidades aledañas, sino también a nuestros clientes y huéspedes, promoviendo el desarrollo integral desde los primeros años.
Los Portales ya ha construido nueve Ludoparques en distintas regiones del país. ¿Cuántos niños, familias y comunidades han sido beneficiadas hasta la fecha, y qué resultados concretos pueden destacar en términos de impacto social?
A la fecha, hemos beneficiado a más de 25,000 niños y 4,000 familias, recuperando más de 15,000 m² de espacios públicos en regiones como Ica, Piura (26 de octubre y Castilla), Chiclayo, Cañete, Barranca, Santa Rosa, Huancayo y Trujillo.
Los resultados que más valoramos son la resignificación del espacio público, la activación comunitaria y la generación de entornos seguros donde el juego promueve la convivencia, la creatividad y el desarrollo emocional de los niños.
La nueva infraestructura en Salaverry (Trujillo) cuenta con una propuesta cultural bajo el concepto “Huaca, Sol y Luna”. ¿De qué manera buscan vincular el juego con la identidad local y la educación comunitaria?
Cada parque responde a la cultura, clima, costumbres y dinámicas de su comunidad. En Salaverry, apostamos por una propuesta inspirada en “Huaca, Sol y Luna”, integrando elementos culturales que fortalecen la identidad local y generan sentido de pertenencia. De esta manera, el juego se convierte en un vehículo para aprender, explorar raíces y reforzar la conexión de las familias con su historia.
Hasta ahora se han recuperado más de 14,500 metros cuadrados de espacios públicos. ¿Cuál es la proyección de crecimiento de Ludovida hacia el 2030 y qué inversión o alianzas serán necesarias para lograrlo?
Nuestro objetivo es llegar a 30 Ludoparques al 2030, pero la proyección va más allá de una meta numérica. Ludoparques es el origen; Ludovida es la evolución natural del modelo. Hoy ya no hablamos solo de parques, sino de una estrategia integral de experiencia lúdica que impacta comunidades, conjuntos habitacionales y nuestros hoteles.
Ludovida busca integrar el juego en toda la cadena de valor de Los Portales: desde el diseño urbano hasta la vida cotidiana de las familias que habitan nuestros proyectos. Eso implica no solo construir parques o zonas de juego, sino activar comunidades, fortalecer la convivencia y fomentar el desarrollo socioemocional desde la primera infancia.
Escalar este modelo exige un esfuerzo articulado. Logística y económicamente es un proyecto robusto, pero los resultados justifican la magnitud.
Para alcanzar la meta 2030, necesitamos aliados que compartan la convicción de que el juego no es un lujo, sino un derecho y un motor de transformación social. Empresas, constructoras, proveedores, organizaciones educativas, multilaterales y ONG pueden potenciar la expansión de Ludovida, ya sea mediante financiamiento, voluntariado, adopción de parques o innovación social.
¿Cómo se mide el impacto del programa, más allá de las cifras? Por ejemplo, ¿han identificado mejoras en la convivencia, el aprendizaje o la participación de los niños y sus familias?
Incorporamos una mirada más profunda que la mera recuperación de espacio público. Por eso, realizamos diagnósticos sociales antes, durante y después de cada intervención. Analizamos variables como cohesión social, seguridad percibida, organización vecinal, vínculos de cuidado y participación familiar.
Los Ludoparques y nuestro proyecto Ludovida actúan como catalizadores de convivencia y aprendizaje comunitario. El impacto se observa en:
• Mayor cohesión social: vecinos que antes no se conocían hoy se organizan, colaboran y cuidan el espacio.
• Reducción de la percepción de inseguridad: un parque activo, iluminado y frecuentado cambia la dinámica del barrio.
• Fortalecimiento del desarrollo socioemocional: los niños practican habilidades como cooperación, resiliencia, empatía y resolución de conflictos.
• Participación familiar significativa: las familias vuelven al espacio público, conviven y fortalecen sus vínculos.
• Aumento de actividades educativas y comunitarias: desde talleres hasta celebraciones, la zona lúdica se convierte en un punto de encuentro seguro.
Así, Ludovida amplía el impacto de Ludoparques: no solo construimos un espacio, construimos comunidad.
¿Qué papel cumplen los aliados estratégicos —como instituciones educativas, municipios o empresas— en la implementación y sostenibilidad de los espacios lúdicos?
El rol de los aliados cambia significativamente dependiendo de si hablamos de Ludoparques, que son intervenciones en espacios públicos externos, o de Ludovida, que es nuestro modelo de vida lúdica dentro de los proyectos de Los Portales.
Cuando trabajamos en espacios públicos —calles, plazas, zonas recuperadas— dependemos de aliados externos para poder intervenir. Aquí, el rol de los gobiernos locales, empresas y organizaciones sociales es decisivo:
Los municipios aseguran permisos, mantenimiento, limpieza y seguridad, mientras que las empresas y proveedores aliados cofinancian, aportan materiales y experiencia técnica y las instituciones y actores comunitarios facilitan la articulación territorial.
En Ludoparques, intervenimos en lugares que no nos pertenecen. Por eso, la suma de voluntades es la que hace viable y sostenible la recuperación de estos espacios para la ciudad.
En cambio, cuando hablamos de Ludovida, hablamos de nuestros proyectos habitacionales, nuestros barrios, nuestras comunidades.
Aquí, el aliado principal es quien vive ahí: las familias, los vecinos, los niños, los líderes locales. Ellos son quienes convierten una zona lúdica en el corazón social del proyecto.
En Ludovida:
• La comunidad habita y da vida al espacio todos los días.
• Las familias se apropian del lugar y lo integran a su forma de vivir.
• Los niños aprenden, conviven y crecen, usando el espacio como extensión de su hogar.
• La dinámica social se vuelve más fuerte, más cercana, más humana.
Aquí, la sostenibilidad nace de adentro: del vínculo que las familias construyen con su propio espacio.
Finalmente, ¿qué mensaje le daría a las empresas que aún no incorporan programas de este tipo en su estrategia de sostenibilidad? ¿Por qué el juego debería ser considerado una herramienta de desarrollo social?
La Responsabilidad Social Empresarial no es un gasto: es una inversión en ciudadanía, en cohesión social y en el futuro de nuestras comunidades.
Desde el sector privado tenemos la responsabilidad —y la oportunidad— de construir un país mejor para las próximas generaciones. Esa es, sin duda, una de las partes más gratificantes de mi trabajo.
Con Ludovida y Ludoparques estamos contribuyendo a ese propósito, alineando nuestra esencia empresarial con un impacto real y sostenible. No hay mejor legado que dejar un país donde más niños puedan crecer jugando, aprendiendo y soñando.









