
Si usted cree que el último viernes el gol de Jefferson Farfán que lo dejó sin garganta fue igualmente gritado en todo el territorio nacional, pues está equivocado. En la frontera sur, en Tacna, hubo al menos 5,000 personas que se lamentaron profundamente por la jugada. Sí, leyó bien: en Tacna. Y no es que el sentimiento patriótico haya disminuido allí donde siempre ha solido ser más fuerte. Sucede que 5,000 es el número promedio de chilenos que cruzan diariamente la frontera al norte desde Arica y que precisamente las noches de viernes crece pues acude en masa a pasar los fines de semana en Tacna y disfrutar de la cada vez más variada oferta comercial, gastronómica y turística de la ciudad peruana. Por supuesto, el tipo de cambio favorece al ariqueño, pero no es sólo una cuestión de precios: También la cultura de servicio atrae al chileno, sobre todo en aquellos negocios como los de salud, industria emergente en Tacna.
El artículo de portada de la última edición de Semana Económica explica precisamente cómo se ha diversificado la actividad empresarial en Tacna a partir de la demanda de Arica: Cómo esta última ha logrado que de aquella ciudad de apellidos italianos que era principalmente visitada para la compra de vehículos de segunda mano queden apenas recuerdos. Hoy, Tacna no sólo está abarrotada de apellidos puneños a partir de la intensa migración de población con raíces aymaras (equivalente a 43.6% de los migrantes a Tacna, que a su vez significan más del 51% de la población actual de la ciudad): También está próxima a recibir su primer hotel cuatro estrellas –un Casa Andina Select, en construcción en la avenida Billinghurst- y espera con ansia su primer mall moderno de envergadura, inversión limitada por las restricciones constitucionales existentes a la propiedad extranjera en el radio de 50 kilómetros de frontera del país. ¿Será eso un estímulo para que el Grupo Interbank se apure en construir un Real Plaza alrededor de donde hoy ya operan Plaza Vea y Cineplanet, abarrotados de chilenos que en Arica sólo pueden acceder a dos vetustas salas en el Cine Colón?
Preguntas como la última son las del millón hoy por hoy en Tacna. Y no, por ejemplo, alguna relacionada con cuánto afectará al comercio fronterizo con Arica el fallo que en mayo deba darse en la Corte Internacional de La Haya sobre el diferendo marítimo entre el Perú y Chile, como lo creyó Semana Económica antes de recorrer ambas ciudades y como lo suponía la propia embajadora de Estados Unidos, Rose Likins, hace algunas semanas cuando alcanzó dicha inquietud a la Cámara de Comercio de Tacna en una visita a la ciudad, según voceros de esta entidad. “Somos dos ciudades hermanas con indisoluble dependencia mutua”, le respondieron.
Parece, pues, que aquellos tiempos de 1929 cuando la diplomacia estadounidense debió mediar para zanjar las diferencias fronterizas y determinar en qué mapa quedaba Tacna y en cuál Arica quedaron para siempre en el archivo. Parece que el litigio marítimo importa mucho más en Lima o en Santiago que en una frontera en la que los costos del roaming se han reducido a tal punto que una llamada de un lado a otro, sea para anunciar un gol de Farfán o un veredicto de la Corte de La Haya, cuesta un 80% menos que cualquier otra comunicación telefónica internacional.