
Pese a los avances en materia de electrificación rural, el acceso a fuentes de energía moderna continúa siendo una deuda pendiente para más de 1.7 millones de hogares en el país. Esta realidad fue el punto central del evento “Pobreza Energética: retos y soluciones para un desarrollo sostenible”, organizado por Solgas y Stakeholders en el hotel Hyatt Centric de San Isidro.
La jornada congregó a representantes del Congreso de la República, el Ministerio de Energía y Minas (Minem), el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS), organismos multilaterales, gremios del sector hidrocarburos y empresas comprometidas con la sostenibilidad. El objetivo fue analizar la problemática de la pobreza energética, compartir experiencias y proponer soluciones concretas para garantizar que más familias peruanas accedan a energía limpia y segura.

Una deuda social y ambiental
El evento comenzó con las palabras de bienvenida de Mario Matuk, gerente general de Solgas, quien resaltó la urgencia de trabajar de manera coordinada: “Cerrar la brecha de la pobreza energética es clave para reducir desigualdades, proteger la salud y avanzar hacia un desarrollo más humano”.
En esta línea, Francisco Torres Madrid, director ejecutivo del FISE, destacó los avances de sus programas, como la entrega de vales de descuento para la compra de GLP en zonas vulnerables y proyectos piloto para reducir la dependencia de combustibles contaminantes en áreas rurales y periurbanas
Posteriormente, Rodrigo Perera, gerente de Administración, Finanzas y Abastecimiento de Solgas, presentó el estudio técnico elaborado por MacroConsult sobre el dimensionamiento de la pobreza energética en el Perú y el rol central que puede jugar el Gas Licuado de Petróleo (GLP) en su reducción.
Las cifras son claras: el 46 % de los peruanos aún cocina con leña o combustibles contaminantes, y en zonas rurales la cifra supera el 70 %. Este uso tradicional no solo genera problemas ambientales, sino que impacta directamente en la salud, especialmente de mujeres y niños, al estar expuestos a humo y partículas nocivas dentro de sus hogares.

FISE; Mario Matuk, gerente general de Solgas y Gianina Guerra, Gerente de Asuntos Corporativos y
Sostenibilidad de Solgas.
El GLP como alternativa viable
El estudio y los especialistas coincidieron en que el GLP representa una solución eficiente, asequible y de rápida implementación para cerrar las brechas de acceso. Con más de 6000 puntos de venta en todo el país, su facilidad de transporte, almacenamiento y uso permite que llegue incluso a zonas rurales y de difícil acceso, reduciendo la dependencia de la leña y otros combustibles altamente contaminantes.
En el conversatorio, Diana Gonzáles, congresista de la República, enfatizó que la pobreza energética debe tener un espacio prioritario en la agenda legislativa, mientras que Carlos Barreda, viceministro de Políticas y Evaluación Social del MIDIS, subrayó que se trata de un problema sistémico que afecta la salud, la educación y la equidad de género.
Por su parte, Javier Perla, gerente de Servicios de Sostenibilidad de SGS, presentó testimonios y ejemplos de comunidades que siguen cocinando con leña, lo que refleja una urgencia social y sanitaria. Complementando la visión local, Fabricio Duarte, director ejecutivo de la Asociación Iberoamericana de Gas Licuado de Petróleo (AIGLP), compartió experiencias de otros países de la región donde el GLP ha sido determinante para reducir la pobreza energética.
A su vez, Iris Cárdenas, viceministra de Hidrocarburos del Minem, llamó a fortalecer la articulación multisectorial para ampliar la cobertura de políticas como el FISE.

congregaron en el evento desarrollado por Solgas y Stakeholders.
Un reto para el desarrollo sostenible
La pobreza energética no es solo un indicador de desigualdad, sino un obstáculo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente aquellos vinculados con salud, educación, equidad de género y acción climática.
Los especialistas coincidieron en que superar esta brecha requiere acciones coordinadas, inversión sostenida y una narrativa clara sobre los beneficios del acceso a energía moderna. Además, remarcaron que el GLP puede ser un aliado estratégico en la transición energética, sirviendo como puente hacia soluciones de largo plazo, mientras se expanden otras alternativas renovables.
El evento concluyó con un llamado a fortalecer las alianzas público-privadas, impulsar marcos regulatorios que favorezcan el acceso y mantener un enfoque inclusivo que priorice a las poblaciones más vulnerables.
En un país donde gran parte de la población aún depende de combustibles contaminantes, el mensaje es evidente: la pobreza energética es un problema urgente y el GLP ofrece una solución inmediata, asequible y de alto impacto social y ambiental.