Stephanie Guerra Uribe, Especialista de Asuntos Corporativos en Toyota del Perú, conversó con Stakeholders sobre el rol de las mujeres en una industria históricamente masculina, los desafíos de la movilidad sostenible y cómo iniciativas de economía circular están transformando el sector automotriz.

Stephanie Guerra Uribe, Especialista de Asuntos Corporativos en Toyota del Perú, conversó con Stakeholders sobre los desafíos de la movilidad sostenible y cómo iniciativas de economía circular están transformando el sector automotriz.

Por Natalia Arce

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¿Cómo llegaste tú al sector automotriz? ¿Qué te atrajo de este mundo técnico-industrial siendo socióloga de formación?

Fue un reto, pero también un tema de causalidad y curiosidad. Desde muy joven estuve vinculada a la marca Toyota, incluso aprendí a manejar en un vehículo de la compañía. Toda mi vida profesional la desarrollé en industrias tradicionalmente masculinas: energía, logística y ahora automotriz. Como socióloga, siempre me interesó cómo se relacionan las personas con los sistemas —ciudades, vehículos, internet— y eso me llevó a buscar espacios donde la sostenibilidad fuera transversal. Toyota me atrajo porque ya no hablaba solo de fabricar autos, sino de un concepto más amplio: la movilidad.

¿Te has enfrentado a barreras de inclusividad en este camino?

Personalmente no. Mi crecimiento profesional ha estado muy influenciado por los líderes que tuve. Ellos priorizaron mis capacidades, mi interés por aprender y mi compromiso. Eso me dio oportunidades. Sé que no siempre fue así en la industria, pero ahora tengo claro que mi rol también implica escuchar y apoyar a quienes vienen detrás.

¿Qué consejos darías a los líderes para impulsar la inclusión en sectores masculinizados?

Diría que lo principal es mirar fuera de la caja y apostar por la interdisciplinariedad. En la industria automotriz no todos son ingenieros: se necesitan diferentes profesiones que complementen el objetivo común. También es fundamental escuchar a las mujeres, darles facilidades de comunicación y empatía para que puedan expresar sus ideas. Muchas veces el conocimiento está, pero no se transmite por timidez o miedo.

¿Qué mujeres han marcado tu camino profesional?

Admiro a mujeres del sector automotriz como Mary Barra, CEO de General Motors. Pero también a colegas que no tienen un perfil público y que, con rectitud, humildad y sinceridad, han sabido dirigir y abrir camino cuando casi no había mujeres en la industria. Ellas hicieron el sector más accesible y hoy mi experiencia es más positiva gracias a ese trabajo previo.

¿Qué aporta una mirada femenina al mundo automotriz?

Aproximadamente, las mujeres influyen en el 60% de las decisiones de compra de vehículos en Latinoamérica, pero solo el 18% trabaja en retail automotriz. Es una brecha enorme. Tener mujeres en áreas como planeamiento o desarrollo de producto es clave porque aportan empatía y nuevas perspectivas, además de representar a quienes realmente están tomando la decisión de compra.

En cuanto a sostenibilidad, ¿cómo debería diseñarse una estrategia de movilidad en el Perú?

No hay soluciones enlatadas. Cada país tiene una realidad distinta: usuarios, infraestructura, políticas y matriz energética. Desde Toyota creemos que para alcanzar la carbono neutralidad al 2050 debemos ofrecer múltiples opciones tecnológicas —híbridos, eléctricos, hidrógeno—, pero aplicadas de manera práctica y accesible según el contexto de cada país.

¿Qué frena la adopción de vehículos sostenibles en el país?

Ya existen alternativas como híbridos y autos a gas natural. El gran reto es masificarlos. En el caso de los eléctricos, el problema está en la infraestructura de carga: apenas hay unas 60 estaciones en el país, muchas en lugares privados. Por eso creemos que la opción más adecuada para el Perú hoy son los híbridos, que ya permiten reducir entre 30% y 40% las emisiones y, al mismo tiempo, generan un ahorro económico.

¿Qué rol cumple Toyota en educar al consumidor sobre estas tecnologías?

Es clave. Aunque llevamos más de 15 años hablando de híbridos, una encuesta reciente mostró que el 40% de las personas todavía piensa que estos vehículos se enchufan. Por eso trabajamos en educación y descentralización: hemos ido a provincias como Trujillo, Ica, Arequipa o Cusco, explicando a estudiantes, autoridades y cámaras de comercio cómo funcionan estas tecnologías. Queremos que los futuros tomadores de decisiones conozcan sus diferencias y ventajas.

Uno de los proyectos más interesantes en los que participaste fue “Segunda Vida”. ¿De qué trata?

Es un programa de economía circular que desarrollamos con la PUCP. Donamos cerca de tres toneladas de piezas en desuso para que los alumnos de diseño industrial las transformaran en productos útiles y estéticamente atractivos. El reto es la comercialización, porque aún cuesta que el cliente peruano pague el adicional que implica reutilizar residuos. Pero seguimos adelante porque creemos en el valor ambiental y social de la iniciativa.

Para quienes hoy piensan en comprar un vehículo, ¿qué recomendarías?

Primero identificar la necesidad: si será para la ciudad o viajes más largos. Luego informarse, preguntar y probar. Personalmente recomiendo los híbridos: son sostenibles, prácticos y accesibles. Permiten ahorrar combustible, reducir emisiones y cuidar el bolsillo. Es un ganar-ganar.

¿Qué mensaje final darías a las jóvenes que quieren entrar a esta industria?

Que se preparen, que no tengan miedo aunque el camino parezca una trocha. Que busquen aliados, porque sí existen, y que den su opinión desde lo que las hace únicas.

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