Por Stakeholders

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El histórico puente Q’eswachaka, considerado el último puente inca aún en uso y declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, sufrió un desprendimiento parcial la madrugada del 17 de mayo. Las autoridades investigan un posible atentado tras denuncias de que personas ajenas a la comunidad habrían cortado una de las sogas que sostienen la estructura.

Ubicado en el distrito de Quehue, provincia de Canas, el puente Q’eswachaka es una estructura ancestral de ichu trenzado que ha sido mantenida durante siglos por las comunidades locales. Cada año, en junio, los pobladores de las comunidades de Hunchiri, Chaupibanda, Choccayhua y Ccollana Quehue se reúnen para reconstruir el puente utilizando técnicas tradicionales heredadas de sus antepasados.

El alcalde de Quehue, Walter Orochi Quispe, confirmó que el daño fue provocado por personas ajenas a la comunidad que cortaron un extremo de las cuerdas.

En respuesta inmediata, el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, ha dispuesto el traslado urgente al lugar de los hechos de un equipo de especialistas del Proyecto Qhapaq Ñan y de la Coordinación de Monumentos y Sitios de la provincia de Canas, con el fin de realizar una evaluación técnica detallada.

La intervención de los profesionales buscará esclarecer las causas del desprendimiento y definir las acciones pertinentes con base en los resultados técnicos. En caso se confirme que el daño fue provocado de manera intencional, se iniciarán las acciones legales correspondientes por atentado contra el patrimonio cultural. 

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Los pobladores locales han expresado su indignación y preocupación por la integridad de este patrimonio cultural. Aseguran que la teoría de que el material haya cedido de forma natural es inviable, ya que incluso durante los dos años de pandemia por COVID-19, cuando no se pudo llevar a cabo la restauración anual, la estructura resistió sin mayores problemas.

El puente Q’eswachaka no es solo una estructura de sogas que conecta dos orillas, sino un símbolo profundo de la cultura andina. Su mantenimiento anual es una ceremonia que fortalece la identidad y cohesión de las comunidades involucradas. La posible intencionalidad detrás del daño ha generado un llamado urgente a las autoridades para proteger este legado invaluable.

Las investigaciones continúan, y se espera que en los próximos días se esclarezcan las causas del incidente y se determinen las acciones legales correspondientes.

Este incidente pone de manifiesto la necesidad de reforzar las medidas de protección y vigilancia de nuestros patrimonios culturales, para garantizar su preservación para las futuras generaciones.

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