
En un contexto donde la crisis climática se agudiza y las desigualdades sociales se profundizan, B Lab y Sistema B han actualizado los criterios para la Certificación de Empresas B, en lo que representa la evolución más importante en casi dos décadas del movimiento. Esta actualización busca brindar a las empresas una guía concreta y ambiciosa para responder a los desafíos más urgentes del planeta y la sociedad.
La nueva versión abandona el sistema de puntuación acumulativa y establece requisitos obligatorios en siete áreas de impacto, a las que deben responder todas las Empresas B. El objetivo: garantizar una gestión empresarial más clara, coherente y con impacto medible, sin depender de acumulación de puntos.
Siete áreas de acción concreta
Los nuevos estándares establecen un marco obligatorio en los siguientes temas:
- Gobernanza y propósito: Exige integrar un propósito definido en la toma de decisiones e incorporar la gobernanza de las partes interesadas en la estrategia y estructura de la empresa.
- Acción climática: Obliga a diseñar planes alineados con el Acuerdo de París para limitar el calentamiento global a 1.5 °C. Las grandes empresas deben incluir además metas validadas de reducción de emisiones.
- Derechos humanos: Las empresas deberán identificar cómo su operación y cadena de valor pueden impactar los derechos humanos, y tomar acciones claras para prevenir y mitigar estos riesgos.
- Trabajo justo: Se deberá garantizar un entorno laboral seguro, con remuneración justa, oportunidades de desarrollo y procesos inclusivos que recojan la voz de los trabajadores.
- Gestión ambiental y circularidad: Impulsa una evaluación rigurosa del impacto ambiental, promoviendo modelos de economía circular tanto en operaciones directas como en la cadena de suministro.
- Diversidad, equidad e inclusión: Las organizaciones deben demostrar avances en entornos inclusivos y fomentar oportunidades equitativas dentro y fuera del lugar de trabajo.
- Incidencia pública y acción colectiva: Las empresas estarán llamadas a participar activamente en políticas públicas para promover resultados sociales y ambientales positivos, con mayor exigencia para las grandes corporaciones.

Un marco de mejora continua
Esta nueva hoja de ruta no solo redefine qué significa ser una Empresa B, sino que obliga a mantener la mejora constante. Las compañías certificadas deberán mostrar avances a los tres y cinco años, asegurando que su compromiso con el impacto no sea estático, sino evolutivo.
El nuevo enfoque también permite integrar datos y metodologías de otras certificaciones y marcos globales de sostenibilidad, facilitando una transición coherente para las empresas que ya adoptan buenas prácticas ambientales y sociales.
Con casi 10.000 Empresas B en más de 100 países y una comunidad de cerca de un millón de trabajadores, la certificación representa hoy un estándar de liderazgo empresarial. La implementación de estos nuevos criterios eleva la exigencia y alinea a las Empresas B con una economía que prioriza a las personas y al planeta sobre el beneficio individual.
