
El congresista Ernesto Bustamante, de la bancada de Fuerza Popular, generó polémica con sus recientes declaraciones en la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología del Congreso. Durante su intervención, afirmó que la baja participación de las mujeres en las ciencias no se debe a la falta de oportunidades o barreras estructurales, sino a una presunta «condición biológica» que las desincentiva a seguir carreras científicas. Además, cuestionó que el 33% de científicas en el país sea una cifra adecuada y expresó su preocupación por los intentos de alcanzar la paridad de género en el sector.
La realidad de la participación femenina en la ciencia
Las cifras oficiales contradicen el discurso del congresista. Según datos del Registro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Renacyt), hasta febrero de 2025, en el Perú hay 3,632 mujeres científicas frente a 7,247 hombres, lo que representa aproximadamente el 33% del total de investigadores en el país.
Es válido señalar que dicho porcentaje es considerablemente menor que el promedio de Iberoamérica, donde el 44% de los investigadores son mujeres, de acuerdo con el Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad.
En el ámbito académico, la desigualdad es aún más evidente. Solo el 29.2% de los estudiantes matriculados en carreras relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) son mujeres. Además, del total de profesionales en estas áreas, únicamente el 26% son mujeres, y de ellas, solo el 31.9% se dedica a la investigación científica. Estos números evidencian que la baja representación femenina en la ciencia no es un resultado de la biología, sino de barreras históricas, sociales y económicas que dificultan el acceso y la permanencia de las mujeres en este ámbito.
Factores que han limitado la participación femenina en la ciencia
La idea de que la ciencia es un espacio predominantemente masculino tiene raíces en factores sociales y culturales que han excluido a las mujeres durante siglos. Desde la infancia, los estereotipos de género influyen en la percepción de las capacidades y aspiraciones profesionales. Las niñas suelen recibir menos estímulo para interesarse en áreas científicas y técnicas, lo que impacta en sus decisiones académicas y profesionales a largo plazo.
A esto se suman las dificultades estructurales, como la falta de referentes femeninos en el campo científico, la brecha salarial de género y las menores oportunidades de acceso a financiamiento para investigaciones lideradas por mujeres. Además, el desafío de equilibrar la vida profesional con las responsabilidades de cuidado, que todavía recaen mayoritariamente en las mujeres, se convierte en un obstáculo adicional para su desarrollo en la academia y la investigación.
Mujeres pioneras en la ciencia peruana
A pesar de estas barreras, numerosas científicas peruanas han dejado huella en la historia y han demostrado que el talento y la capacidad para la ciencia no están determinados por el género. Entre ellas destacan:
- Laura Esther Rodríguez Dulanto: Primera mujer en ingresar a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1892 y en obtener el título de Médica Cirujana en el Perú. Su trabajo fue crucial en la formación de la salud pública y la educación en enfermería.
- María Luisa Aguilar Hurtado: Primera mujer astrónoma del Perú, graduada en 1969 en Argentina. Fue miembro de la Unión Astronómica Internacional y fundadora del Seminario de Astronomía y Astrofísica en el país.
- Rebeca Carrión Cachot: Pionera en la arqueología peruana, trabajó junto a Julio C. Tello y realizó investigaciones clave sobre civilizaciones precolombinas. También se destacó como docente y directora de museos.
- Aracely Quispe: Ingeniera peruana que ha liderado tres misiones de la NASA, incluyendo la del Telescopio James Webb. Su trayectoria es un ejemplo de perseverancia y excelencia científica a nivel internacional.
La ciencia no es elitista, es diversa
En su intervención, Bustamante también afirmó que «la ciencia es elitista» y que no debería preocuparse por la equidad de género, sino solo por la excelencia. Sin embargo, esta visión ignora que la diversidad en la ciencia no solo es un tema de justicia social, sino también de calidad y avance científico. Diversos estudios han demostrado que los equipos multidisciplinarios y diversos generan mejores resultados, pues incorporan perspectivas y enfoques innovadores que enriquecen la investigación.
Fomentar la participación de las mujeres en la ciencia no significa bajar los estándares de calidad, sino eliminar las barreras que impiden que muchas mujeres talentosas accedan y se desarrollen en el campo científico. La ciencia debe ser un espacio de oportunidades equitativas, donde el talento y la capacidad sean los únicos criterios determinantes.
Reflexión final
Las declaraciones de Bustamante han generado una reacción de rechazo en diversos sectores, no solo por su falta de sustento científico, sino porque refuerzan estereotipos que limitan el desarrollo de las mujeres en la ciencia. Más que cuestionar la presencia femenina en este ámbito, el Congreso debería enfocarse en políticas que promuevan la inclusión y el acceso equitativo a la educación y la investigación.
Para profundizar en el rol de las mujeres en la ciencia y los desafíos que enfrentan, te invitamos a escuchar el segundo episodio del podcast de Stakeholders, en el que conversamos con la científica Gisella Orjeda sobre su experiencia y visión del sector. Disponible en nuestras plataformas digitales.