Las películas nominadas a Mejor Película en los Óscar 2025 no solo cuentan grandes historias, sino que también abordan problemáticas globales alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Desde la crisis climática hasta la desigualdad económica y la lucha por los derechos humanos, el cine se convierte en una plataforma clave para reflexionar sobre los desafíos sociales y ambientales del siglo XXI.

Por Stakeholders

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Más allá del glamour y la competencia por la estatuilla dorada, los premios Óscar son también un reflejo de los temas que preocupan a la sociedad. Este año, las películas nominadas a Mejor Película abordan, de manera directa o simbólica, cuestiones clave que atraviesan el mundo actual: migración, desigualdad económica, justicia social, explotación de recursos y crisis climática.

A través de diferentes géneros y narrativas, estos filmes no solo entretienen, sino que también invitan a la reflexión sobre los desafíos globales enmarcados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la agenda de responsabilidad social. ¿Cómo conecta cada una de estas historias con los grandes retos del siglo XXI?

Las ciudades y sus dilemas: migración, integración y exclusión (The Brutalist)

La historia de un arquitecto inmigrante en busca de su lugar en un mundo que lo rechaza pone en el centro el problema del desplazamiento forzado y la necesidad de construir ciudades más inclusivas. Su narrativa dialoga con el ODS 10 (Reducción de desigualdades) y el ODS 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), al plantear preguntas sobre la equidad en el acceso a la vivienda, el trabajo y la identidad cultural.

Poder, instituciones y crisis de confianza (Conclave)

El proceso de elección de un nuevo Papa se convierte en un thriller político que evidencia la lucha interna por el control dentro de una de las instituciones más influyentes del mundo. La película resalta la urgencia de fortalecer el ODS 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas), en un entorno global donde la corrupción y la falta de transparencia socavan la confianza en los sistemas de gobernanza.

Género, violencia y estructuras de exclusión (Emilia Pérez)

Con una protagonista trans y un trasfondo de narcotráfico, Emilia Pérez abre el debate sobre la discriminación y los derechos de la comunidad LGBTQ+, temas alineados con el ODS 5 (Igualdad de género). Al mismo tiempo, pone sobre la mesa la fractura social provocada por el crimen organizado y su impacto en comunidades enteras, en sintonía con el ODS 16.

Arte y activismo: la cultura como motor de cambio (A Complete Unknown)

El cine y la música han sido históricamente vehículos de transformación social. La biografía de Bob Dylan resalta cómo el arte puede amplificar luchas por la justicia y la equidad, en línea con el ODS 4 (Educación de calidad) y el ODS 10, al mostrar el poder de la cultura para cuestionar estructuras de poder.

Desigualdad económica y precarización del trabajo (Anora)

Un cuento de hadas contemporáneo que pone en evidencia las dinámicas de poder entre la élite y quienes dependen de ellos para sobrevivir. Anora ilustra el ODS 1 (Fin de la pobreza) y el ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), al mostrar cómo la explotación y la falta de oportunidades perpetúan brechas económicas cada vez más profundas.

Estándares de belleza y salud mental: el lado oscuro de la industria cosmética (La Sustancia)

En un mundo obsesionado con la juventud eterna, La Sustancia cuestiona el impacto de la industria de la belleza en la salud mental y el bienestar de las personas, conectando con el ODS 3 (Salud y bienestar) y el ODS 12 (Producción y consumo responsables).

Justicia ambiental y luchas contra el sistema (Wicked)

Bajo su fachada de musical fantástico, Wicked aborda temas de discriminación, poder y manipulación de los recursos naturales, planteando cuestiones del ODS 5 (Igualdad de género) y el ODS 15 (Vida de ecosistemas terrestres), al reflejar el impacto de las narrativas que estigmatizan a quienes desafían el status quo.

Crisis climática y extractivismo: un futuro distópico cada vez más real (Dune: Parte Dos)

El control de la especia en Dune es una alegoría del colonialismo y la explotación de recursos naturales en el mundo real. Su mensaje se alinea con el ODS 13 (Acción por el clima) y el ODS 7 (Energía asequible y no contaminante), advirtiendo sobre los efectos de un modelo económico que agota el planeta sin considerar su sostenibilidad.

Memoria y resistencia ante la impunidad (Aún Estoy Aquí)

Las heridas de la violencia y la necesidad de preservar la memoria histórica son el eje de Aún Estoy Aquí, una película que resalta el valor de la verdad y la justicia en sociedades marcadas por el conflicto, en línea con el ODS 16, que promueve instituciones fuertes y el derecho a la reparación de las víctimas.

Racismo estructural y violencia institucional (Nickel Boys)

Basada en hechos reales, Nickel Boys expone el racismo dentro del sistema educativo y penitenciario, una problemática que sigue vigente en diversas partes del mundo. Su historia resuena con el ODS 4 (Educación de calidad) y el ODS 10, al evidenciar cómo las estructuras de poder perpetúan la exclusión racial y social.

El cine como reflejo y herramienta de transformación

Los Óscar 2025 confirman que el cine no es solo entretenimiento, sino un espacio donde las historias pueden impulsar conversaciones urgentes sobre sostenibilidad, justicia y equidad. Cada una de estas películas, con su propia mirada y estilo, pone sobre la mesa los desafíos globales que la humanidad enfrenta y la necesidad de tomar acción.

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