El último sábado, el Perú perdió a uno de sus más emblemáticos empresarios, Eduardo Añaños Pérez, fundador de Grupo AJE, cuya visión y liderazgo transformaron no solo la industria de bebidas, sino también la percepción del emprendimiento en contextos adversos.
Nacido en Ayacucho el 17 de octubre de 1930, Eduardo Añaños enfrentó desde temprano desafíos que marcarían su carácter emprendedor. Junto a su esposa, Mirtha Jeri, y sus seis hijos, dejó la hacienda familiar debido a la violencia de la década de los 80. En medio de esta adversidad, su espíritu emprendedor floreció, dando origen a un proyecto que hoy trasciende fronteras: la fabricación de bebidas gaseosas en el patio de su casa en Huamanga, Ayacucho.
En 1988, junto con su primogénito Jorge y el financiamiento de un banco, iniciaron la fabricación, almacén y oficinas administrativas de Kola Real.
A inicios de los años noventa los otros cinco hermanos (Ángel , Arturo, Álvaro , Vicky y Carlos) se unieron a la empresa familiar y abrieron una planta en Huancayo, la cual producía las 24 horas del día. Ellos mismos eran los encargados de vender sus productos en tiendas y bodegas.
Con el concepto de «precio justo y calidad», Añaños no solo democratizó el consumo de bebidas en el Perú, sino que también se convirtió en un referente de innovación empresarial. Su estrategia, enfocada en atender a segmentos tradicionalmente desatendidos por las grandes marcas, marcó un antes y un después en el mercado peruano. Este enfoque no solo generó oportunidades laborales para miles de familias, sino que también demostró que el ingenio y la audacia pueden superar cualquier obstáculo.
Hoy, el legado de Eduardo Añaños se refleja en la presencia global de Grupo AJE, que opera en más de 20 países y cuatro continentes. Su impacto trasciende el ámbito empresarial, siendo recordado como un ejemplo de tenacidad, unión familiar y amor por el Perú.
El adiós a un visionario
Carlos Añaños, uno de sus hijos, compartió vía X: «Difícil momento el que nos toca hoy, pero Dios ha permitido que toda la familia esté junta en este momento en que nuestro padre partió a los brazos de Dios. Sus enseñanzas, valores y ejemplo estarán en mi memoria por siempre. Descansa en paz Papá Eduardo. Te amo.»
Los restos de Don Eduardo Añaños Pérez fueron velados el domingo en los Jardines de la Paz, en La Molina. Por otro lado, este lunes 23 al mediodía, será el entierro. Su partida deja un vacío en la familia y en el sector empresarial, donde será recordado por su visión y liderazgo.