En Perú, el voluntariado se ha consolidado como una herramienta clave para abordar los desafíos sociales y ambientales del país. Según datos de las Naciones Unidas, el 36.76 % de los voluntarios participa en iniciativas de ayuda social, mientras que el 15.1 % se enfoca en proyectos ambientales, reflejando un compromiso colectivo hacia el cambio positivo.
Jóvenes, motores del cambio
El protagonismo de los jóvenes en estas actividades es evidente. Un ejemplo destacado es el programa de voluntariado de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL), que ha movilizado a cerca de 900 estudiantes en proyectos con impacto directo en comunidades y en el entorno. Entre sus iniciativas, “Voluntariado por un día” logró la plantación de 300 árboles y la recolección de 2 toneladas de residuos, mientras que el programa “Ecolegio” impulsó la recolección de 1,700 kilos de papel y cartón, 290 kilos de botellas plásticas y 200 kilos de residuos electrónicos en 31 colegios.
“Estas acciones no solo benefician a las comunidades y el medio ambiente, sino que también transforman a los voluntarios, permitiéndoles desarrollar habilidades como liderazgo, trabajo en equipo y conciencia social”, comenta Ricardo Miranda, jefe de programas y proyectos de responsabilidad social de la USIL.
El perfil del voluntario peruano
Un análisis de Voluntarios ONU destaca que el 78.82 % de los voluntarios en Perú tiene educación superior universitaria, lo que evidencia el valor del conocimiento académico en la creación de proyectos sostenibles. Además, el voluntariado trasciende disciplinas, atrayendo mayor participación de estudiantes de Psicología, Derecho y Administración.
Más allá del impacto en las comunidades, el voluntariado ofrece una serie de beneficios personales para quienes participan:
- Conexión significativa: La oportunidad de involucrarse con causas que promueven el bienestar colectivo.
- Desarrollo personal: Fortalece habilidades como empatía, liderazgo y trabajo en equipo.
- Experiencia práctica: Permite adquirir conocimientos aplicables en diversos campos profesionales.
- Expansión de redes sociales: Facilita la creación de vínculos con personas y comunidades diversas.
- Satisfacción personal: La posibilidad de generar un cambio tangible y positivo en la sociedad.
Comenzar en el voluntariado no requiere más que disposición y compromiso. Las habilidades necesarias se desarrollan en el camino, mientras se generan impactos positivos para la sociedad y el medio ambiente.