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A pesar de que la tecnología suele ser el aspecto destacado cuando hablamos de Smart Cities, los expertos de la presente nota indicaron, mediante la presentación de sus proyectos, que involucrar y hacer participar al ciudadano es fundamental.

 

Por: Rubén Valle
rvalle@stakeholders.com.pe


En el marco del congreso internacional “Comunicación, Ciudad y Espacio Público”, que tuvo lugar en la Universidad de Lima en mayo del presente año, se abordaron diversos temas. Uno de ellos fue el de las ciudades inteligentes, cuyo abordaje responde mejor a las urgencias del contexto político, social, ambiental y tecnológico actual. Alrededor de esta temática, se desarrollaron 3 sesiones y una conferencia, la cual estuvo a cargo de Jamal Eddine Naji, presidente de la Red Mundial de Cátedras UNESCO en Comunicación, ORBICOM.

Jamal Eddine Naji, Presidente de la Red Mundial de Cátedras UNESCO en Comunicación-ORBICOM

Naji recuerda, en la conferencia “Desde la ‘Medina’ árabe hasta la ciudad inteligente”, que, en el inicio de las ciudades, la arquitectura, la modelación física del espacio público, se realizaba en función a las actividades y el comercio, por lo que el criterio que prevalecía era la movilidad. “Actualmente, las necesidades de la ciudad han evolucionado, y su diseño requiere de profesionales con una formación holística, para que se pueda trabajar de forma interdisciplinaria en la construcción de la ciudad, reclamando la participación de ciudadanos con distintas habilidades, haciendo de la Smart City un ágora para la toma de decisiones”, disertó Jamal.

En ese sentido, la tecnología debería contribuir a dichas metas, pero experimentamos síntomas de abandono de los espacios públicos e inseguridad ciudadana; en parte, alentadas por el velo virtual que existe sobre las interacciones sociales, la comunidad y la tolerancia. “¿Cuál es el impacto de este?”, formuló Jamal a la audiencia. En su opinión, la Medina también era un espacio de inclusión que hacía posible el surgimiento de la inteligencia colectiva, una facultad que la tecnología no puede reemplazar, aunque sí puede ayudarla a desarrollar un mecanismo para pensar y modelar la ciudad.

Asimismo marcó criterios importantes para plantear una estrategia de ciudad inteligente bien planificada: el poder público (las ciudades ya no son diseñadas por un monarca, de modo que hay que otorgar el poder a quien corresponde); la marca ciudad (puede aportar a su apropiación mediante la identificación de cada actividad); la diversidad cultural (hacer del espacio público un lugar de encuentro para la diversidad); y transformación digital, (alfabetizar mediáticamente a los ciudadanos para que puedan comprender los procesos actuales). Igualmente, enfatizó que el residente debe cogestionar su ciudad y vigilar el desempeño de autoridades. “Es necesario cambiar el paradigma de la tecnología por encima de los ciudadanos y brindarles mayor poder, evitándoles el ocultamiento de información por un criterio de seguridad de Estado”, sostuvo.

En la sesión cuatro, Paulo Castro, catedrático de la Universidad Federal de Río de Janeiro, abrió con la exposición “Rio de Janeiro como Smart City: ciudadanía y participación en la polisdigitocracia”, que podría servir como ejemplo de gestión en ciudades tugurizadas. Río de Janeiro tiene una población de 16 millones de habitantes (a pesar de ser el cuarto Estado más pequeño) predominantenente urbana (96%) y una alta tasa de posesión de celulares (124, 75 por 100 hab.), carros (1 por 1,4 hab.) y homicidios (32 por 100 mil hab.). ¿Cómo desplegar una estrategia eficiente en un espacio con características tan complicadas? Río de Janeiro Smart City tiene como modelo de gestión la polisdigitocracia, una forma de gobierno participativa, con énfasis en la transparencia y el uso de la tecnología a través de estrategias que motiven y enganchen a los ciudadanos para alcanzar objetivos comunes.

Paulo Castro, Catedrático de la Universidad Federal de Río de Janeiro 1

Con esta base, han logrado diferentes sub proyectos: el Centro de Operaciones (COR) de Río de Janeiro, en cooperación con el International Business Machine (IBM) cuenta con 1500 cámaras y sensores ubicados en la ciudad; la Ligue 1746, plataforma transmedia (línea y aplicativo) que conecta al ciudadano con los servicios de la prefectura; y Pensa, big data para uso de secretarias del Estado. La información es provista mediante las cámaras, los datos generados por empresas de telecomunicación, las plataformas de 1746 y tweets de problemas en la ciudad. Este trabajo permite determinar eficientemente la designación de recursos y formular mejores políticas públicas.

Otras ideas fueron: la digitalización del prontuario médico disponible, e-learning en las escuelas y cámaras para gestionar el tráfico. “Pienso que en Lima hay un gran problema de tráfico. Un sistema como el del COR sería una buena opción porque los guardias y policías pueden hacer seguimiento del flujo vehicular”, declaró Castro a Stakeholders. Además, recomendó aprovechar los datos generados por diferentes instancias de la prefectura, que pueden ser procesados y organizados para una mejor gestión estatal. “Evidentemente los ciudadanos deben saber que sus datos están siendo usados, se les debe dejar claro”, precisó.

Por otra parte, El Dr. Deni Darmawan, catedrático de la Universitas Pendidikan Indonesia (UPI), en la sesión 20 del Congreso, propuso en su exposición “Bandung as Smart City for Indonesia on Digital and Global Era”, sobre el Bandung Command Center (BCC o, en español, Centro de Monitoreo de la Ciudad de Bandung), tomar como estrategia de comunicación para la construcción de la Smart City el concepto de Mobile Smart City, para vincular al ciudadano con los dispositivos y sensores electrónicos presentes en el ecosistema.

Demi Darmawan, Catedrático de la UPI 2

Una estrategia de comunicación relacionada a la ciudad inteligente ayudará a informar implícitamente sus políticas e invitará a participar de la toma de decisiones, lo que facilitará la legitimidad del sistema. Para su gestión práctica, requerirá que la estrategia se centre en los siguientes objetivos: smart people, smart living, smart environment, smart mobility, smart economy y smart governance. Este paradigma puede ser una nueva alternativa de ciudad en países en vías de desarrollo. “La comunicación estratégica es necesaria para desarrollar un análisis básico de data de los servicios sociales que brinda el gobierno, para implementar aplicaciones, con el fin de sostener el avance de servicios públicos y para integrarlo al planeamiento estratégico de los gobiernos”, opinó.

Para el profesor Jamal, no cabe duda de que hemos transitado de la arquitectura del espacio a la de los datos y poderes. Según tendencias europeas, el especialista mencionó que los habitantes reclaman modelos de ciudad con atributos de aldea (proximidad, escala humana), por sobre los actuales lugares de “confinamiento” (edificios de apartamentos que segregan a los grupos humanos, reduciendo sus interacciones e intercambios).

Consideró que es una réplica de lo que ocurre en el espacio virtual, y que se está perdiendo la posibilidad de un modelo de “Ciudad Planetaria”, de glocalización: desarrollar lo local para relacionarse con lo global. Y ese énfasis lo vemos en los proyectos de Río de Janeiro y Bandung. “El proyecto de Smart City es un esfuerzo del gobierno local, la Municipalidad de Bandung”, declaró Darmawan. Por otro lado, para alcanzar la glocalización, Naji cree que se deben de rescatar elementos antiguos de la ciudad musulmana y reconstruirlos con los medios modernos para promover la comunicación e interoperabilidad entre grupos humanos y el entorno de la ciudad; repensar el talento humano necesario en las ciudades; y utilizar la tecnología para lograr ciudades más verdes.

 

 

1 Fotografía: Liliana Troncoso Díaz
2 Fotografía: Liliana Troncoso Díaz







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