Por Stakeholders

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En los últimos años se ha registrado un considerable incremento en las adquisiciones de aparatos electrónicos en el Perú, generando por ende un aumento en la gestión de los residuos de estos a tal punto que según el Ministerio del Ambiente (Minam), en el 2017 se obtuvo un total de 42 mil toneladas, mientras que el año pasado hubo más de 46 mil toneladas y media a nivel nacional.

Entre mayo y julio del presente año, según la Municipalidad Metropolitana de Lima, se han recolectado 142 toneladas de materiales en desuso y 584 kilos de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos en distintas jornadas de limpieza de techos de viviendas y comercios en el distrito del Cercado de Lima. Cifras que van en aumento y que se tratan de contrarrestar con diversas acciones en diferentes puntos de la ciudad.

Teniendo en cuenta estas cantidades, podemos afirmar que una de las problemáticas más perjudiciales y de las que menos conciencia tenemos, es la causada por la llamada “basura tecnológica”. Esta, a diferencia de la tradicional, tiene un conjunto de componentes contaminantes y tóxicos que en su mayoría no solo son dañinos para los usuarios, sino también para el medio ambiente en el que vivimos.

La basura tecnológica, son todos los equipos electrónicos y eléctricos que han quedado en desuso incluyendo los equipos móviles y ordenadores como laptops o desktop, los cuales en más de una oportunidad los hemos alojado de manera perenne en algún lugar de nuestros hogares sin darles el cuidado que ameritan.

El detalle surge a partir de los componentes que conforman estos equipos, ya que muchos de ellos incluyen mercurio, plomo, cromo (por citar solo algunos), así como otros metales en diferentes proporciones según sea el caso. Estos elementos son altamente dañinos y pueden causar una intoxicación, la cual por más pequeña que sea, llega a afectar nuestro sistema nervioso, respiratorio, y hasta causar enfermedades letales.

Antes de optar por seguir incrementando nuestras cantidades de chatarra tecnológica en nuestros hogares, debemos de tener en cuenta las siguientes recomendaciones: 

  • Identifica si los dispositivos electrónicos que sumarán nuestros niveles de basura tecnológica realmente no sirven, pues si aún son funcionales, podemos usarlos o arreglar las pequeñas fallas que tengan.
  • A pesar de las constantes actualizaciones de los equipos tecnológicos que nos ofrece el mercado, es válido definir de manera consciente cuál será el uso que le daremos a nuestros nuevos equipos, ya que en función a este podremos decidir qué equipo se acomoda más a nuestras necesidades.
  • En caso sea válido adquirir un nuevo modelo o equipo, habría que analizar los materiales con los que este fue elaborado, además si es que los productos de la marca elegida cuentan con un diseño ecológico así como iniciativas socialmente responsables de sustentabilidad dentro de sus programas.
  • Si los dispositivos que dejamos de usar aún están en buen estado y no sabemos qué hacer, lo ideal será que los donemos a centros que los necesiten y así evitemos incrementar nuestras cantidades de tecnología chatarra innecesariamente.
  • Por último y no menos importante, si el producto tecnológico ya ha terminado su ciclo de vida y por ende pasará a formar parte de la basura tecnológica casera, lo recomendable es que llevemos nuestros equipos a centros de reciclaje en donde estos residuos serán procesados de manera adecuada con las condiciones de seguridad necesarias para ser reciclados.







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