Por Stakeholders

Lectura de:

Por: Jorge Melo Vega

Presidente de Responde


La experiencia del aeropuerto Chek Lap Kok de Hong Kong, construido hace 20 años, nos ayuda a evaluar y mejorar de manera integral el camino a seguir a propósito de nuestro nuevo aeropuerto capitalino. El principal reto que se plantearon los chinos a mediados de los noventas, cuando en Perú también se preparaba la concesión del Jorge Chávez, era el de adecuar la ciudad para que esa nueva infraestructura funcione bien, evitando un elefante blanco, y que exista una articulación entre la puerta de entrada y la urbe.

Inicialmente ese megaproyecto, que hoy recibe más de 70 millones de pasajeros y se mantiene como una de las obras de ingeniería más grandes del mundo, era de construcción de pistas y terminales; pero luego las autoridades entendieron que los beneficios se multiplicarían si se integraba con la ciudad. Para lograrlo, la construcción del nuevo aeropuerto significó la revisión del espacio urbano y las vías de la ciudad para la conectividad: puentes, túneles, vías rápidas, terrenos ganados al mar, tren rápido y un sistema de transporte público ad-hoc. Al final, la construcción física de las pistas y terminales por parte de la Autoridad Aeroportuaria, resultó siendo menor frente al reto del propio gobierno, que tenía que desarrollar todos los sistemas e infraestructuras urbanas para que la nueva operación tuviera sentido.

Hoy, gracias a su puerto y aeropuerto, la Región Administrativa de Hong Kong es un hub de interconexión de Asía con el mundo, goza de una pujante economía, es parte de la República Popular China con cierta autonomía, y el secreto de su éxito ha sido ofrecer infraestructura para la conectividad; igual escenario ocurre con Singapur. En el otro lado de la geografía, Lima, en América del Sur, también tiene una ubicación estratégica para ser un hub regional y está próxima a ejecutar la ampliación del aeropuerto. No se conoce aún ninguna iniciativa del Estado que contemple una intervención urbana.

No hay duda que el concesionario LAP tiene todos los incentivos para construir la nueva pista y terminal aéreo, eso va a ocurrir y existe un contrato sólido. Lo que sí no tenemos claro es qué va a hacer el Estado para conectar esa infraestructura con la ciudad y los pasajeros.

Resulta indispensable contar con una autoridad autónoma que reúna todas las facultades del Estado, para que las nuevas obras y la infraestructura vigente funcionen adecuadamente. No puede haber protagonismos parcelados. El Gobierno Regional y la Municipalidad del Callao sin injerencia con el aeropuerto como ocurre ahora: agentes municipales de control, licencias de taxis, restricciones al tránsito, requerimientos de licencias especiales y todas aquellas prácticas que generan una economía informal en el entorno. Asimismo, esa nueva autoridad debe velar porque otras entidades públicas entiendan que están en un espacio donde se prioriza la seguridad  y los estándares sí se cumplen. La Policía, Migraciones, INDECOPI, SENACE, SUNAT y otros deben ser líderes en gobierno electrónico. Siguiendo con las tareas, urge implementar un sistema de transporte público masivo, actualmente la única manera de acceder es mediante automóvil; y finalmente, es indispensable que se revise todo el diseño urbano y de accesos para conectar el aeropuerto con la ciudad.

 







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