Por Stakeholders

Lectura de:

Marco Minaya
mminaya@stakeholders.com.pe


En una extensa entrevista con Stakeholders, Javier Cortés, director del Pacto Global de la ONU para América Latina, Caribe y Norteamérica, hizo un repaso exhaustivo de la situación de las Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y cómo estas contribuyen al desarrollo sostenible de los países tanto a nivel nacional como internacional.

¿Cuál es la lógica de cambio que implica la difusión e implementación de las ODS en las organizaciones?

En efecto, tu pregunta responde a una racionalidad clara que opera detrás de la importancia de la sostenibilidad en los modelos de negocios de las organizaciones. Se trata de buscar una gestión más transparente para generar confianza entre tus diversos grupos de interés en los contextos en donde opera la empresa. En ese sentido, es crucial alinear la estrategia de negocio de la organización con los objetivos de desarrollo sostenible.

Por tanto, si no generas confianza, no llegarás lejos ni mucho menos serás capaz de convencer a los inversores, clientes, proveedores, entre otros. Por ejemplo, si no obtienes la licencia social para operar, pierdes mercado, inteligencia y sensibilidad para  desarrollar  tus operaciones en contextos mucho más interconectados en el que te puedas encontrar operando. Se trata, entonces, en gestionar la confianza como un elemento de competitividad empresarial que permitan conectar con una comunidad internacional. Esto te permitirá construir nuevos mercados y nuevas sociedades en términos de sostenibilidad. Con ello podrás exportar e importar conocimiento en un espacio de primer nivel. Todo esto está relacionado a la racionalidad que asiste y la que permite ser optimista.

¿Cómo direccionar esta racionalidad que usted menciona con la implementación de los ODS?

El hecho de contar con una agenda como los ODS ha permitido que esta racionalidad tenga también una excelente hoja de ruta trazada con objetivos, metas e indicadores muy concretos, permitiendo que dicho proceso obtenga un salto cualitativo en la medida que las empresas vean a la sostenibilidad como un eje estratégico y determinen cómo incorporarla de manera concreta en un modelo de negocios establecido.

En ese sentido, el Pacto Global, a través de las redes locales der América Latina, han estado movilizando alrededor de cuatro mil compañías en la región, estableciendo un incremento muy sustantivo respecto a haces 4 años atrás. Esto significa que las empresas están asumiendo una agenda para generar esa confianza, empleando diversas herramientas para ponerse al día, con el fin de alinear sus estrategias de negocios con la sostenibilidad.

Toda esa gestión permite también generar lazos de interlocución con actores involucrados a las políticas públicas, porque esta agenda de los ODS convoca a que se implemente dicha ruta desde cada territorio de cada país, invitando al sector empresarial a que se sume a esa misma agenda, con el objetivo de determinar nuevos planes, políticas y hojas de rutas para alcanzar los ODS al 2030, siendo este un excelente escenario para generar valor a las empresas líderes. De este modo, no solo basta con alinear la estrategia de negocio a la organización en materia de sostenibilidad, sino que también puedan alinear sus modelos de negocios con una definición de política pública clara desde un enfoque colaborativo.

No hay duda que dicha gestión repercute en la transformación de un modelo de negocio, mejorando los procesos internos de la organización y generando un impacto, como por ejemplo dentro de su cadena de valor o de suministros. La red local del Pacto Global tiene que dinamizar todo este proceso en el sector empresarial. Es necesario que existan mayores espacios de interlocución con las políticas públicas, en el que se involucren las ODS.

En materia de sostenibilidad, ¿cuáles son los países que más han avanzado al respecto?

Casos como el de Colombia o Costa Rica son ejemplos a destacar. Colombia fue el primer país que tuvo un papel local muy activo, generando una relación institucional muy clara con los ODS, ya que constituyo la comisión interinstitucional para la implementación de los ODS que garantiza el desarrollo de una política pública clara a nivel país. Veo a la red local del Pacto Global de Colombia totalmente activa, llevando a cabo este tipo de liderazgos empresariales a ser parte sustantiva de la formulación de políticas públicas.

El caso de Costa Rica es sumamente interesante, ya que desde un periodo preelectoral fue suscrito un compromiso en el que todos los partidos que estaban postulándose pudiesen asumir la agenda 2030 como una rutina de Estado, que superara un periodo legislativo y permita un proyecto país a largo plazo, en articulación con el sector privado. Esta gestión permite abrir un gran campo a los inversores privados, quien están identificando hojas de ruta en donde colocar inversión de mediano y largo plazo. Es por eso que centran su atención en proyectos de sostenibilidad en torno a un proyecto político bien alineado y apropiado al sector empresarial y a la sociedad civil como una visión de país establecida a largo plazo.

Ecuador es un país que está avanzando al igual que Chile. En México se ha montado una comisión de ODS. Al margen de que exista un grado de institucionalidad en estos países, existe una motivación del sector empresarial que asume este liderazgo y que empieza a incluir patrones de sostenibilidad en la forma de hacer negocios. Perú es un país con mucho margen de crecimiento y se espera que poco a poco el tema de los ODS pueda conseguir mayor adepto a nivel país.

¿En quién recae toda esta responsabilidad de gestionar la sostenibilidad a nivel país mediante la intervención de las ODS?

La responsabilidad posee un carácter público, ya que reside en la soberanía popular que se plasma en la elección de una propuesta política de un gobierno. Sin embargo, la corresponsabilidad es de todos los actores de la sociedad. Lo clave del asunto es transcender en un enfoque de negociación para ver en qué grado responde la sociedad y qué tipo de mercado y tipo de economía nos dotamos para hacer un enfoque de colaboración entre actores, con el fin de abordar todo espacio de generación de valor compartido en torno a la sostenibilidad.

Se trata de alcanzar este modelo de negocio que mejore las condiciones de vida de las personas; por lo tanto, que busque el desarrollo de la actividad política a mediano y largo plazo en sociedades más educadas, sanas, inclusivas y transparentes.







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