Por Stakeholders

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Pedro Gamboa, jefe del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), conversó con Stakeholders acerca del estado de conservación de las ANP en tiempos de pandemia. Además, abordó la articulación con el sector privado y su contribución en relación con la biodiversidad, entre otros temas.

Por Renzo Rojas
rrojas@stakeholders.com.pe

Pedro Gamboa Moquillaza

¿Por qué es tan importante para el Perú conservar y desarrollar sus Áreas Naturales Protegidas (ANP)? ¿Somos un país privilegiado?
Sí, somos un país que tiene una importantísima megadiversidad. Estamos entre los diez países más megadiversos del mundo. Por eso es importante la conservación de la biodiversidad en el Perú. Pero cuando hablamos de conservación no solo lo hacemos de la flora y fauna, sino también de las personas porque conservamos para el ser humano.

No solo se trata de conservar, sino también de trabajar para que la población local, regional y nacional se beneficie. Todas las ANP generan un beneficio para la población y es algo que se tiene que entender. A veces se considera que las ANP son espacios intangibles y ociosos, donde no hay nada que se pueda implementar. Todo lo contrario. Hay que ver las áreas como oportunidades de desarrollo y para mejorar la calidad de vida.

¿De qué manera la pandemia por el nuevo coronavirus viene afectando las estrategias que llevan a cabo en las ANP?
Por ejemplo, desde los patrullajes tenemos dos tipos de actividades: ordinarios, que el personal hace en base a una programación, y especiales, cuando se determina o identifica una amenaza específica. Contamos con un sistema que nos permite utilizar fotografías satelitales e identificar donde hay una deforestación, la cual puede tener un origen antrópico. En consecuencia, rápidamente se le encarga esta tarea a un patrullaje especial.

La pandemia ha ocasionado que no haya patrullajes ordinarios, ya que el personal guardaparque debe salvaguardar su salud y la de las poblaciones que están al interior o alrededor de las áreas. En ese sentido, tenemos una labor más preventiva. Por ahora solo se mantiene el patrullaje especial.

Sobre la conservación, ¿cómo han trabajado al respecto?
El estado de conservación no se ha visto afectado significativamente. En algunos lugares inclusive pudimos recuperar espacios, debido a la poca presencia humana. Sin embargo, por otro lado, está el tema del éxodo de la gente que regresa a sus tierras, ya que en Lima no tienen posibilidad de conseguir un empleo por el contexto actual. Es así que vuelven al interior del país y, como no hay espacio para actividades como la agricultura, se fijan en la posibilidad de trabajar en las ANP. Hemos recibido algunas alertas que han sido manejadas con los patrullajes especiales.

Pese a ello, podemos decir que mantenemos en un 96% el buen estado de conservación de las ANP En lo que sí nos hemos visto perjudicado significativamente es en el tema presupuestal. Muchas de las ANP son visitadas por las poblaciones. Los cinco destinos más visitados del país son ANP. Están Machu Picchu, Paracas, Huascarán, Pacaya Samiria, entre otros.

¿Qué tan importante es la articulación con organizaciones del sector privado para la labor que ejecutan?
Las actividades que realizamos desde el Sernanp no solo están relacionadas con la protección de amenazas, sino también a las oportunidades de progreso. La persona que se dedica a una actividad ilegal es porque tiene una necesidad económica a veces. En este sentido, buscamos darles oportunidades a quienes se dedican a la minería ilegal, por ejemplo. En Tambopata (Madre de Dios), tenemos sembrado en alianza con el sector privado un millón de plantones de cacao. Se ha trabajado en una cooperativa y ya se está exportando al mercado italiano. En Pacaya Samiria (Loreto) trabajamos con el Grupo AJE, quienes compran aguaje a pobladores que viven dentro del ANP. Es decir, las personas al ver un beneficio te ayudan a conservar. Ese 96% no solo lo logramos con guardaparques, es gracias también a las alianzas que se generan. Como AJE, La Ibérica se ha sumado y muchas otras empresas también.

¿Cuáles son las expectativas sobre el potencial de trabajar con más empresas a futuro?
La óptica es que el sector privado está viendo oportunidades de negocio en áreas protegidas. Cambiamos esa percepción de que solo se puede hacer turismo. Se puede trabajar con buenos planes de manejo, de tal manera que en base a información científica determinamos cuánto es la capacidad de aprovechamiento. Otra perspectiva está en relación a las empresas que realizan actividades dentro o fuera de las ANP acerca de lo que es compensación ambiental.

Aquí tenemos ejemplos bastante interesantes. Hay una empresa que está en zona de amortiguamiento (fuera del área) de Pacaya Samiria y trabajamos juntos para generar oportunidades económicas a las poblaciones que viven en el interior. De esta manera, el poblador de la selva siente que el Sernanp y la empresa privada están apoyando.

¿Qué otra actividad resalta de la mano con este tipo de aliados?
Repsol tenía que hacer una reforestación porque había afectado un espacio y tuvo la gran idea de trabajar con las comunidades, en vez de contratar a otra empresa. Los capacitaron y realizaron la labor. Otras empresas, incluso, nos han ayudado a identificar nuevas especies. Ese es el esfuerzo en conjunto y esperamos que se sigan sumando más empresas. El sector privado responsable es el que nosotros queremos y creemos que son varios en nuestro país.

Por otro lado, ¿qué rol desempeñan las ANP en relación con la lucha contra el cambio climático?
Cerca del 80% de generación de bosques para reducir los efectos del cambio climático se dan en las áreas protegidas. Las ANP son uno de los principales contribuyentes para la compensación y los compromisos que se tomaron en el Acuerdo de París. Los estados de conservación de los bosques dentro de las ANP son bastante saludables.

No obstante, nos preocupa que, según algunos informes, se pierdan en el Perú aproximadamente 150 mil hectáreas de bosques todos los años. Ese es un gran problema. Tenemos una alianza con el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) para trabajar fuera de las áreas y tratar esta cuestión. Contamos con una ventaja y esa es que el Sernanp tiene experiencia en campo. El 87% del personal no trabaja en la ciudad, sino en el interior.

En ese sentido, aparte de la huella de carbono, ¿de qué otra forma la biodiversidad presente aporta en este punto?
No solo apoyamos en lo que concierne a la reducción de la huella de carbono, sino también en adaptación al cambio climático. Las Áreas Naturales Protegidas son los espacios ideales para implementar laboratorios de cambio climático. En esa línea, trabajamos ya en modelos de adaptación basados en ecosistemas.

Por ejemplo, en Yauyos (Lima), que tiene un ecosistema fabuloso, vemos cómo los andenes pueden generar una adaptación al impacto del cambio climático. En la reserva comunal El Sira (Ucayali, Huánuco y Pasco), tenemos tenemos parcelas donde se está evaluando cómo el cambio climático afecta a las aves y la flora. Siempre estamos tratando de incentivar la investigación.

¿Cómo está Perú en gestión frente a otros países de la región?
Hace tres o cuatro años, las contralorías generales de varios países tuvieron una reunión para realizar una evaluación de los sistemas de gestión en ANP. Este era un primer modelo en el que participaron cerca de diez países. El resultado fue que en Latinoamérica, Perú está mucho mejor que Brasil, Chile, Colombia e inclusive Costa Rica.

Esto se debe a que cada día el Perú está siendo un referente en temas ambientales no solo en Latinoamérica, sino también en el mundo.







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