Por Stakeholders

Lectura de:

Ximena Massey
– Consultora de Responde

Luego de afrontar un contexto económico negativo en los últimos tres años, las empresas mineras están atravesando un proceso de adaptación frente a los nuevos retos que han surgido para asegurar su sostenibilidad. Por esto, las agresivas estrategias de reducción de costos y la búsqueda de eficiencias operacionales y de recursos humanos han sido la pauta aplicada localmente.

Dejamos atrás un 2016 teñido por “la caída de los precios internacionales de los metales, la escasez de capitales, el desplome de las inversiones en exploración y un magro crecimiento o marcada desaceleración de las principales economías del mundo”, como indica Rumbo Minero. No obstante, el panorama para un horizonte temprano pinta positivo. En el 2017, se están reactivando las inversiones y destrabando proyectos que permanecían en cartera, poniéndose en marcha otros tantos que representan importantes inyecciones de capital para el país. A pesar de estos grandes avances, la minería aun trae consigo el fuerte lastre de la conflictividad social y la fractura existente entre minería y comunidad, que generan un contexto de inestabilidad e ingobernabilidad en el país.

Inteligo SAB resalta que las últimas inversiones mineras no superan los USD 1,000 millones producto del contexto económico; pero, además, por la inexistencia de una política minera sólida, que brinde confianza a los inversionistas. Asimismo, los analistas señalan que los cuatro puntos que afectan la calificación del Perú son las disputas de tierras, la inseguridad y la incertidumbre sobre áreas protegidas y los acuerdos con las comunidades. Claramente, la falta de estrategias adecuadas para gestionar las relaciones comunitarias incide directamente en los beneficios económicos que genera y podría generar la minería.

Y es necesario reconocer la importancia de este sector para la economía de nuestro país. En la última edición del ránking “Perú: The Top 10,000 Companies”, que determina la posición de las empresas en base a sus resultados de facturación, tres de las empresas listadas eran mineras. No es sorpresa que las mineras destacadas fueran Sociedad Minera Cerro Verde (de Freeport McMoran y Buenaventura), Compañía Minera Antamina (de BHP, Glencore, Teck y Mitsubishi) y Southern Copper (Grupo México), cuyas ganancias rondan entre los S/ 6,000 y S/ 8,000 millones.

¿Cuáles son las perspectivas para el futuro?

Actualmente, partiendo del contexto económico y social previamente descrito, el sector minero se encuentra enfocando sus esfuerzos en la búsqueda de la sostenibilidad de sus operaciones. Entendemos por sostenibilidad al marco necesario para asegurar tanto la producción minera como la contribución con el desarrollo sostenible de las comunidades asentadas en el área de influencia de los proyectos.

  • La Innovación y la tecnología:

Las empresas mineras se encuentran ideando estrategias innovadoras, ambientales y operacionales, que permitan reducir costos y generar eficiencias en los procesos productivos. Algunos ejemplos que se observan en la actualidad son la reducción de la huella ambiental de las operaciones, buscando integrar componentes de los proyectos y, de otro lado, la adquisición de tecnología de punta en plantas y refinerías, buscando mayor pureza en los refinados.

  • La integración de la cadena de valor:

La sostenibilidad apunta, de igual manera, al fortalecimiento de la cadena de valor de las empresas mineras, exigiendo estándares mundiales, adecuación de procesos y gestión, e inclusión de los enfoques sociales y de derechos humanos relativos al relacionamiento con otros grupos de interés.

  • El rol del Estado:

Gobierno y empresa se encuentran generando espacios de diálogo para la resolución de conflictos sociales que, en los últimos años, se han visto ligados al cumplimiento de compromisos sociales relacionados a la construcción de infraestructura básica y económica. Es necesario que el sector trabaje para que la población recuerde que el Estado debería ser el principal proveedor de infraestructura en el país, apuntando al desligue de la concepción de la empresa minera como el natural benefactor de las comunidades donde se establece. La empresa debe contribuir con el desarrollo sostenible, más no debe ser la única responsable del desarrollo.

  • La generación de valor:

Ya no basta con producir el concentrado más puro con el cash cost más bajo. Ahora, los grupos de interés quieren conocer el proceso detrás de la producción, los estándares utilizados, las organizaciones a las que perteneces, el relacionamiento con los grupos de interés, entre otros temas ligados a la gestión de la sostenibilidad de la empresa.

Dentro de este marco, Perumin se erige como un espacio en el que se puede ser testigo de la diversidad de industrias relacionadas al sector minero y la multiplicidad de empresas mineras existentes; por lo tanto, resulta necesario utilizar esta plataforma para discutir sobre sus perspectivas futuras, buscando abordar sus fortalezas y debilidades e incorporando a la cadena de valor y a los actores sociales involucrados con el sector para empujarlo hacia una sola dirección.







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