Por Stakeholders

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Por alonso arias loayza
aarias@stakeholders.com.pe


Estamos por cumplir  200 años, desde que el Perú  se encontró con la responsabilidad de formar una república. Esta fecha debe ser reflexiva acerca de qué nación hemos estado formando en todo este tiempo.


El 28 de julio del 2021, el Perú cumple 200 accidentados años, porque a través de la historia nuestra querida nación ha tenido que pasar por muchos dilemas y problemas sociales. Actualmente vivimos en una etapa donde surgen distintas coyunturas y conflictos, como el tema del mal sistema educativo, la inseguridad ciudadana, la intolerancia social, la corrupción, el centralismo, entre otros.

Bajo esta premisa, vale preguntarse ¿qué nación hemos estado formando?, y cuáles son las urgencias que debemos atender para comenzar un Bicentenario con grandes miras al desarrollo.

Para abordar este tema, Stakeholders contó con la participación del analista internacional y docente de comunicación política de la Universidad de Lima, Fabián Vallas, quien menciona que si bien el Bicentenario es una fecha de solemnidad  simbólica, se debe hacer de esta una reflexión sobre en qué ha fallado el Estado, por qué tiene poca credibilidad y por qué el Gobierno creció en forma independiente a las necesidades de la sociedad.

 

LA HISTORIA

La Independencia del Perú, desde un inicio, no empezó por acuerdo de todos los peruanos; como bien menciona el analista internacional, Fabián Vallas, “el Estado no nació de una necesidad de organizar la Nación sino fue un producto que tuvo diferentes orígenes”. Uno de estos se debió a la influencia de ayuda extranjera que debía combatir a los españoles y nobles limeños, quienes no estaban de acuerdo con la idea de tener un Perú independizado.

“Había un grupo muy conservador como el noble limeño, que se aprovechaba de todas las ventajas que se le daba por pertenecer a la ciudad central del Virreinato del Perú. Estos nobles no querían perder esos privilegios, y por tal motivo estaban en contra de la independencia. Para confrontar esto, tuvo que venir una delegación extranjera”, afirma el analista internacional.

Los españoles y los nobles limeños tuvieron que afrontar a una Gran Bretaña interesada, que buscaba nuevos sectores para expandir su comercio, pero para ello tenían que acabar con el monopolio español.  Vallas nos mencionó que Gran Bretaña había desarrollado su producción industrial y necesitaban nuevos mercados, es por eso que también financió las campañas de lucha por la independencia de Argentina, Chile y La Gran Colombia.

Al final, se pudo lograr la independencia, y fue un momento que, para algunos peruanos, comenzó siendo una festividad; sin embargo, nos encontramos con una responsabilidad que nos llevó a un dilema.

 

Fabián Vallas, Analista internacional y docente de comunicación política de la Universidad de Lima
Fabián Vallas, Analista internacional y docente de comunicación política de la Universidad de Lima

¿QUÉ HACEMOS AHORA?

El Perú tenía que decidir sobre qué tipo de nación deseaba establecer en la nueva sociedad independiente. El dilema estaba entre optar por una Nación Monárquica Constitucional o la formación de una República. Se consideraba que el Perú no estaba suficientemente preparado para ser una República, por eso una Monarquía Constitucional era lo más viable, ya que un gran sector de la población no era ilustrada y no se contaba con una estabilidad económica.

 

 

Pese a ello, se optó por la formación de una República Constitucional, para que  después al Perú le costara aplicar este concepto en sus prácticas sociales. “Sabemos que  el paso del Virreinato a la República no significó un gran cambio cualitativo de indios y afroperuanos”, afirmó el docente de la Universidad de Lima, y agregó que tuvo que llegar Ramón Castilla para darle libertad a aquellos negros nacidos antes de la independencia del Perú, quienes todavía conservaban su condición de esclavos.

Entonces, el Perú comenzó con un estado alejado de los intereses del ciudadano de a pie; el racismo, el centralismo, la burocracia se mantendrían ya en un Perú independiente, y hasta ahora no se cumple el fin de lo que es una república. Si bien se ha establecido una autonomía de poderes, no existe un Ejecutivo y un Congreso fuerte que trabaje por los intereses del pueblo, no existe la descentralización, y no se hacen cumplir los derechos por igual. El desarrollo de las desigualdades ha conllevado a que seamos no una nación, sino un conjunto de naciones.

 

LAS NACIONES DEL PERÚ

El Perú está conformado por varias Naciones, pero no están relacionadas, sino contienen distintas diferencias como ideológicas, culturales y sociales. Vallas afirma que de cierta manera, y hoy viendo las diferencias culturales que existe en nuestro país, tenemos que reconocer que nuestro Perú no es una Nación sino un conjunto de Naciones. Agregó también que el concepto nación es parte de los discursos oficiales, en el cual hay diferencias de regiones.

Estas diferencias culturales, son sometidas entre ellas, y se desencadena en la desigualdad junto con la discriminación; problemas sociales que hasta ahora seguimos conllevando.

 

EL PROBLEMA

El docente de la Universidad de Lima, se hace la pregunta sobre ¿qué políticas hay para la tolerancia y para la diversidad en nuestro país? A lo que responde que todavía no se ha avanzado mucho, y actualmente todavía existe el racismo colonial.

Debo afirmar que a lo largo de los años ha surgido distintos tipos de discriminación, desigualdad e intolerancias, tales como: la desigualdad de oportunidades, la intolerancia de ideas políticas, el desprecio hacia las distintas creencias.  A pesar de ello, como afirma el entrevistado, hemos avanzado de cierta manera en la formación de una nación, y eso se ve reflejado en el desarrollo de un orgullo por nuestra identidad como peruanos, plasmado en el gusto por nuestros platos típicos, bailes folklóricos, festividades, y por ello hay un avance muy significativo en los últimos años; pero a pesar de eso hay mucho más por hacer.

Otro de los más significativos problemas es el rol deficiente del Estado; el especialista sostiene que la sociedad peruana desconfía de la palabra del Estado, debido a que ha habido un proceso de desengaño y de incumplimiento de  promesas por parte del gobierno; por otro lado, también, está el rol deficiente del Parlamento. “Este Parlamento nuevo ha perdido muy rápido la credibilidad, de acuerdo a las encuestas. Yo creo que se debe actuar según las demandas sociales, pero no en un plan confrontativo sino en un plan compositivo”, afirma.

Vallas recalca que en el  Poder Judicial hay un gran déficit,  una percepción de que no hay justicia en el Perú, y la corrupción es una realidad lamentable. Esta mala percepción también la conlleva el ejecutivo; actualmente tenemos dos ex presidentes en prisión, y uno siendo buscado por delitos de corrupción. Estos hechos, como bien menciona el especialista en consulta, refleja la debilidad de los representantes que nosotros escogemos, quienes no saben ejercer el máximo grado de representatividad del país.

 

BICENTENARIO

“Países vecinos, ya han cumplido su Bicentenario, por ejemplo, en Argentina, con la señora de Kirchner, y en Venezuela con el chavismo, donde simplemente los 200 años de la República significaron un momento de consolidar sus bases ideológicas y no realizar una reflexión de replanteo acerca de cómo el Estado se ha acercado al pueblo, qué sociedad se ha construido y qué  hace falta para ser un estado viable al servicio de la población”, afirma Vallas.

El Perú aún está a tiempo de no cometer los mismos errores de estos dos países vecinos, pero para ello tenemos que hacer un conjunto de reflexiones. Según el docente de la Universidad de Lima, cada sector estatal debe poner sus metas específicas para el año 2021, estas metas deben enfocarse en qué tanto la institución está cumpliendo con la sociedad en general.  Tienen que haber indicadores específicos que permitan decir, en el 2021, cuánto el Estado se ha acercado a la sociedad. Esto va a durar, y se necesita más tiempo que solo cuatro años previos al Bicentenario, pero por lo menos se debe crear una tendencia para poder integrar al Gobierno con el pueblo.

Con respecto a cómo podemos concientizar a la población acerca de la importancia de esta fecha, “son los intelectuales junto con los medios de comunicación, quienes deben poner este tema al debate público, pero lamentablemente la esfera de lo público está contaminada por varios temas totalmente intranscendentes, como la farándula, para tratar esta temática”, precisa  el analista internacional, Fabián Vallas.

En síntesis, se debe hacer una reflexión colectiva en relación a sobre qué espera uno de su Estado, cómo mejorar cada sector y cómo acercar al Estado con el ciudadano. Solo así podremos llegar a un Bicentenario con una esperanza de tener una Nación sólida. Las empresas también tienen un rol muy importante, fomentando iniciativas agregadas en sus prácticas socialmente responsables y de sostenibilidad con respecto a la importancia de lo que es el Bicentenario.

¿Cuál es el Estado que hemos construido en estos doscientos años?, Es una pregunta que ahora le toca responder a usted.







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