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La inclusión de estos aspectos en la educación de los emprendedores universitarios podría lograr que en el mediano plazo se forjen proyectos mucho más resilientes frente al entorno económico, social y ambiental.

Por: Rubén Valle
rvalle@stakeholders.com.pe


Desde hace más de 10 años, el emprendedurismo viene siendo un discurso importante promovido desde el Estado para la dinamización de la economía. Por lo general, este emprendimiento se basa en proyectos con un modelo de negocio de micro, pequeña o mediana empresa, exacerbando la autonomía laboral de los sujetos sociales con incentivos tributarios, programas del Estado dirigidos a desarrollar estas iniciativas y comunicación en medios. Sin embargo, parecen haber aspectos que se tratan de forma más reservada y que recientemente se le está dando la suficiente importancia para resolverlos.

“El Perú es uno de los países más destacados por sus emprendimientos, pero también tienen un indicador que es un poco negativo: la mayoría de estos emprendimientos fenece antes del año de vigencia”, comentó Walter Leyva, gerente de Proyectos Financieros del Centro de Desarrollo Emprendedor de la Universidad ESAN, sobre el principal problema de las iniciativas en el país. Entre las razones para el fracaso puede citarse la baja productividad de gran parte de los emprendimientos que se empujan desde los programas del Estado; las limitaciones de la formación que reciben los empresarios peruanos para poder hacer negocio, “por ejemplo, promover el tema de la innovación para los negocios, el financiamiento para la innovación, el tema de incubadoras, el tema de aceleradoras”, mencionó Leyva; “otro es también la falta de desarrollo de niveles de gestión, manejo de bases de datos, desarrollo de productos y el marketing digital”, puntualizó.

El artículo 52 de la Ley Universitaria 30220 establece como condición para todas las universidades el desarrollo de Centros de Emprendimiento, para lograr iniciativas mejor evaluadas previamente en su pertinencia, capacidad productiva, sostenibilidad o innovación. “Y no solamente las universidades, si no también organizaciones especializadas en emprendimiento”, nos comenta Leyva sobre la gran inversión del Ministerio de la Producción, a través de Innóvate Perú, para el desarrollo de incubadoras.

Tula Mendoza Farro, Directora Corporativa del Centro de Emprendimiento, Liderazgo y Proyección Social de la Universidad Continental, resaltó la posición del estudiante en la sociedad como receptor de un conocimiento especializado, que con una formación en emprendimiento “puede encontrar con mayor apertura y visibilidad científica las diversas oportunidades que se encuentran en el mercado y brindar soluciones a la problemática de la sociedad y de su entorno inmediato”. Sin embargo, Mendoza consideró que la inclusión de la sostenibilidad en los planes curriculares dependerá del gobierno universitario, la visión y política institucional, así como de la demanda del mercado laboral.

Walter Leyva – Gerente de Proyectos Financieros del Centro del desarrollo Emprendedor de la Universidad ESAN

Por su parte, Walter Leyva expresó que deben fortalecerse en las universidades cursos o talleres que promuevan el emprendimiento, con especial énfasis en los proyectos con enfoque de innovación o de transformación digital. Similar a como vienen haciendo otros países latinoamericanos (México, Colombia o Chile) para empujar este “esquema de emprendimiento sostenido”, recalcó.

Los Centros de Emprendimiento e Incubadoras de Negocios actualmente se encuentran en la gran mayoría de universidades, siendo algunos ejemplos los de la Universidad Continental, el Centro de Desarrollo Emprendedor de ESAN y StartUPC de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Estos centros no solo capacitan a los estudiantes universitarios de sus respectivas casas de estudios, si no que ofrecen programas dirigidos a cualquier ciudadano con una idea de innovación en fase inicial, prototipo, o emprendimiento ya iniciado, en donde les brindan las herramientas metodológicas necesarias para definir su propio modelo de negocio.

“Tenemos unos servicios que trabajamos con Incuba ESAN, que es la incubadora de ESAN; tenemos el Fab Lab, que es un laboratorio de diseño 3D y también contamos con un organismo que se llama CEPIC, que permite brindar la asesoría y seguimiento para la inscripción de todo lo que es marcas y patentes en el caso de los emprendedores”, explicó Leyva sobre los servicios que brindan en el CEDS ESAN. Por otro lado, también monitorean el desarrollo del emprendimiento en el Perú, participando en la elaboración de los informes anuales del Global Entrepreneurship Monitor (GEM).

“Por la actual coyuntura de los programas con fondos concursables en el Perú, los emprendimientos con aplicaciones informáticas, de carácter replicable y escalable son considerados como potenciales en el mercado”, manifestó Mendoza sobre las prioridades del mercado y el apoyo del Estado. En ese sentido, Leyva comentó que los de mayor éxito son los modelos de negocio con enfoque tecnológico, ya que responden a las necesidades vertiginosas de los usuarios. Sin embargo, precisó que aún falta un mayor desarrollo de este tipo de financiamiento.

Para él destacan emprendimientos como Chaski, modelo de negocio bastante interesante, que ofrece una red de servicios de distribución para todos aquellos negocios de delivery vía internet. Comparabien, por ejemplo, es una página que consolida la información del sistema bancario y de seguros para que los usuarios puedan hacer comparaciones de sus productos crediticios, del servicio de depósitos y las tasas que ofrecen. Elcambista.com, es otra iniciativa que permite realizar cambios de tipo de moneda, básicamente en dólares, con la seguridad de ya no ir a un mercado paralelo, pero manteniendo el tipo de cambio. Incluso ofrece en el caso empresarial, facturación por ese servicio.

Tula Mendoza Farro – Directora Corporativa del Centro de Emprendimiento, Liderazgo y Proyección Social de la Universidad Continental

Para Tula Mendoza, la inclusión de la sostenibilidad en un modelo de negocios es posible si se toma en cuenta primordialmente los siguientes aspectos: “Garantizar y prever los ingresos proyectados, sincerar la estructura de costos, generar e implementar una propuesta de valor acorde al segmento definido, gestionar el desarrollo del modelo de negocio con métricas creíbles y tangibles, generar un equipo de trabajo comprometido”. No hay receta perfecta para el éxito, pero sí podemos hallar gracias a nuestra voluntad de cambio el camino para ser más sostenibles.

Pese a las prioridades en el sector tecnológico, encontramos iniciativas muy rescatables en los sectores agroforestal, artesano y de servicios. Inka Moss es una empresa que se dedica a la extracción de Sphagnum Moss, una especie de musgo con propiedades de sustrato vegetal y aislante térmico, lo que le brinda un mercado que va desde los productores de orquídeas hasta los interesados en arquitectura sostenible. Nómades, es una iniciativa que apunta a sacar del estancamiento la producción y venta de artesanías, y revalorar el trabajo del joven artesano para no perder su herencia cultural, brindando oportunidades de inserción en cadenas de valor, alianzas y promoción digital para competir en el mercado internacional. Libélula es la primera consultora privada en el país que asesora y guía a las organizaciones a través de acciones para la inclusión de la visión del cambio climático y la sostenibilidad en sus prácticas empresariales.







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