Por Stakeholders

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 Por: Franco Arista Rivera
– Gerente del Programa Oro para Solidaridad Sudamérica

El World Gold Council (WGC) estimó que la producción global de oro el 2017 fue de 4 465 toneladas, de los cuales 3 298 viene de la producción de minas y 1 167 del reciclaje de oro. Complementariamente, diversos expertos indican que el 15 % de la producción de minas proviene de la minería de pequeña escala, es decir 495 toneladas. El problema es que mucho de este oro no tiene fuentes de origen formal ni trazabilidad comprobada.

El Perú, como país minero, aporta a esta producción global el 4.6 % (151 toneladas), posicionándolo como sexto productor de oro en el mundo. Según el Anuario Minero 2017 del Ministerio de Energía y Minas (Mem), se estima que el 13.7 % (20.7 toneladas) proviene de la pequeña minería y minería artesanal.

Franco Arista Rivera – Gerente del Programa Oro para Solidaridad Sudamérica

¿Cuánto valor aporta el oro de la minería de pequeña escala a los clientes finales y a las propias empresas?

Se calcula que más de 15 millones de personas se dedican a la minería de pequeña escala a nivel mundial en condiciones de riesgo a la salud y al medio ambiente. Es por esa razón que desde hace más de 10 años se viene desarrollando una corriente global de cambio hacia una minería de pequeña escala responsable. Una que sea formal, libre de trabajo infantil, sin mercurio en sus procesos, respetuosa de los derechos humanos y liderada por organizaciones tanto de la sociedad civil, como de gobiernos, gremios mineros, academia, empresas, refinadores, joyeros y por la cooperación internacional.

En ese sentido, las iniciativas del mercado como los sellos de certificación Fairtrade Gold, Fairmined, y Responsible Jewellery Council, garantizan la trazabilidad del producto a través del cumplimiento de estándares nacionales e internacionales, generando buenas prácticas en la minería de pequeña escala. De ese modo, reciben un pago justo e incentivos adicionales por su oro. Esto se traslada a otros miembros de la cadena de valor como el sector joyero, que utiliza la materia prima para la creación de joyas éticas y sostenibles, siendo adquiridas por los consumidores finales sensibilizados sobre la fuente de origen.

El Perú, junto a Colombia, Bolivia, Uganda, Kenia y Mongolia, lideran la oferta de oro certificado desde la minería de pequeña escala. El desafío aún es grande, pues no se satisface la demanda global que viene principalmente del sector joyero y tecnológico.

El gobierno peruano impulsa esta iniciativa global con su estrategia de formalización, ya que la precondición para que los pequeños mineros y mineros artesanales sean parte de estos sellos del mercado, es que sean formales. Actualmente, son cinco las empresas mineras peruanas que exportan el oro que producen hacia mercados internacionales y locales. Cabe destacar que el gobierno acaba de incluir en la cadena de comercialización a las mujeres seleccionadoras de mineral conocidas como “pallaqueras”, un eslabón de la cadena que fue invisibilizado en gobiernos anteriores.

Al día de hoy, existen tres empresas joyeras (Sissai, Casa Collab y Candor) que se abastecen de oro peruano certificado provenientes de minas de pequeña escala y que están ubicadas en el sur del país. Producen joyas especiales con estándares de responsabilidad social y ambiental, contando con una materia prima avalada por la regulación nacional y certificada por el mercado internacional.

En definitiva, todos somos parte de esta cadena de valor y tenemos un rol que cumplir tanto el gobierno como los productores, procesadores, joyeros y consumidores. Por esa razón, es importante coordinar los procesos de transformación de la materia prima hasta su consumo final, lo cual representa un gran desafío donde hemos dado los primeros pasos hacia el cambio. Nos toca escalar.







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