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La gestión sostenible del agua es un problema crítico para el bienestar del planeta. En ese sentido, no solo hace falta desarrollar diversos mecanismos para un mayor abastecimiento del agua en las ciudades, sino también debe implicar un constante seguimiento por integrar a las cuencas dentro de una unidad de planificación y de gestión en las intervenciones de gestiones hidrológicas.

Por: Marco Minaya
mminaya@stakeholders.com.pe

Los aspectos relacionados con el agua afectan en gran proporción a todos los segmentos de la sociedad y esto repercute tanto a los sectores sociales como económicos. En el Perú, al mes de junio del 2015, según proyección del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la población alcanzó los 31 millones 151 mil 643 personas. Asimismo, la población urbana alcanza el 76,7% con 23 millones 893 mil 654 habitantes y la rural el 23,3% con una población de 7 millones 257 mil 989 mil.

Andrés Alencastre, Coordinador Nacional de la Asociación Civil para la Gestión del Agua en Cuencas (Agua-C)

A este rápido crecimiento demográfico, lo cual repercute en un acelerado proceso de urbanización e industrialización se deben sumarle otros factores como por ejemplo la ordenación del territorio, participación ciudadana, cambio climático, incentivo para una mayor implementación de políticas públicas y una mirada global del ciclo del agua que resulta necesario tener en cuenta para conseguir una gestión sostenible e integrada de los recursos hídricos, ya que esta situación fuerza una demanda y abastecimiento cada vez mayor sobre el agua. Debido a esta creciente tensión, la gestión de este ciclo hidrológico vital es de crucial importancia.

En esa línea, considerando que el Perú, dentro de gran parte de su territorio, cuenta con 3 grandes cuencas nacionales: la del Amazonas – Atlántico, la del Pacífico y la cuenca endorreica del Lago Titicaca, la gestión de la cuenca resulta ser un factor transcendental que se debe de tener en cuenta en la planificación del desarrollo integral de una ciudad, ya sea a nivel local o regional, especialmente en los factores referentes al uso del agua en sí y, en general, a la propia distribución y empleo racional de los recursos naturales.

A pesar que el tema de la gestión de las cuencas se encuentra establecido dentro del marco normativo en las leyes tanto a nivel nacional como internacional, para Andrés Alencastre, Coordinador Nacional de la Asociación Civil para la Gestión del Agua en Cuencas (Agua-C), el concepto de gestión de las cuencas, en relación a su implementación, no ha pasado de ser más que una definición de texto. “La gestión del agua no puede estar disociado ni del suelo, ni del ecosistema, ya que en este ciclo hidrológico está involucrado tanto a su propia presencia atmosférica como a la subterránea”, acotó. Para el especialista es fundamental conocer la dinámica del agua a nivel estacional, sobre todo en un país lleno de montañas como el nuestro, y que esto permita entender todo su ciclo respectivamente.

Es por ello que en relación a la diversificada cantidad de factores que se desarrollan tanto a nivel local como regional y nacional, se prioriza sobre el rol que debe de cumplir el Estado. En ese sentido, considerando el actual ordenamiento institucional conformado por el Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos (SNGRH), de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), diversas autoridades administrativas y locales del Agua a nivel regional, para Alencastre, no existe una mirada territorial compartida a nivel de institucionalidad, que responda a una adecuada gestión integral de los recursos hídricos. “No existe una decisión política”, enfatizó.

Frente a ello, agregó que esta articulación es una tarea en conjunto de los 3 gobiernos regionales, provincias, distritos, los propios Ministerios, Sedapal, entre otros. En relación a este último indicó lo siguiente: “Sedapal, debido a la poca inversión que suministra el Estado, no puede abastecer todas las gestiones pertinentes al ciclo del agua”. En ese sentido, para el especialista, consideró que el Estado es quien invierte a nombre de Sedapal para garantizar la seguridad hídrica, junto con las empresas hidroeléctricas.

¿INFRAESTRUCTURA VERDE?

Y es que dada la complejidad y sobre todo la creciente vulnerabilidad de los sistemas naturales, dentro de un contexto de territorialidad, la vía más inclusiva de desarrollo para hacerle frente a la problemática de los recursos hídricos resulta ser necesaria, desde la óptica de Alencastre, la inserción, a través de la inversión, de todo un sistema que tenga como objeto la restitución de la dinámica de los ecosistemas para obtener una regulación natural, mas no una regulación artificial. Esto último considerando a las represas como una regulación artificial. Entonces, ¿Qué alternativas son necesarias para ejercer dicha regulación natural?

Según el especialista, frente a ese contexto, es fundamental ejercer una utilización de todos los recursos naturales, suelos y procesos ambientales, como por ejemplo la forestación o la implementación de terraplenes, andenes o reinstalación de pasturas, que permitan, en su mayoría, un adecuado reordenamiento del uso del uso. Estos tipos de infraestructura ayudan a conectar entre si las zonas naturales existentes y de mejorar la calidad ecológica. Sin embargo, “existe una mirada sin proporciones de la problemática del agua del país, y solo se quiere atender con infraestructura gris”, puntualizó Alencastre. En efecto, para el bienestar y estabilidad de las cuencas este equilibrio ecológico es importante a considerar dentro de las gestiones de recursos hídricos.







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