Por Stakeholders

Lectura de:

Jorge Echeandía
– Oficial de Gobierno Corporativo, Corporación Financiera Internacional, IFC

En los últimos cinco años, he tenido el privilegio de trabajar con decenas de medianas organizaciones peruanas, colaborando con la creación, desarrollo y/o consolidación de sus prácticas de buen Gobierno corporativo, cooperativo y/o familiar.

Resulta curioso que, previo a iniciar cualquier trabajo con cada una de las empresas atendidas, éstas deben pasar por un riguroso proceso de evaluación de su debida diligencia (Integrity Due Diligence), que permite conocer de forma preliminar los valores y prácticas de sus accionistas, directores, gerentes y empleados. De acuerdo a la creencia popular, este filtro hubiera dejado fuera a muchas empresas peruanas, sin embargo, ocurre exactamente lo opuesto, porque mientras miramos noticias de empresarios envueltos en actos de corrupción y malas prácticas, hay miles de personas e instituciones que no son noticia; que están haciendo las cosas muy bien.

Y es mayor sorpresa aun, que cuando desarrollamos los procesos de consultoría, con profundas indagaciones sobre las prácticas de gobierno de cada una de ellas, solemos conocer cómo todas ellas han preferido “perder” un negocio atractivo, antes de siquiera asomarse a una práctica ilegal. Empresas como las descritas son las que han sobrevivido a las crisis que el Perú ha pasado una y otra vez; no son oportunistas, no miran el corto plazo, no trabajan para un pequeño grupo de gerentes o propietarios; siempre miran mas allá, siempre están mirando su entorno, siempre piensan en el impacto de sus actos.

Jorge Echeandía – Oficial de Gobierno Corporativo, Corporación Financiera Internacional, IFC

Para llegar al bicentenario como una sociedad ejemplar, debemos dedicarnos a identificar, aprender y contagiar la buena tarea que muchos ya están llevando a cabo. No debemos creer que “todo está perdido”, porque estamos muy lejos de esa falsa realidad que nos vende la gente que grita más alto. Es momento de promover los buenos pasos ya recorridos, de hacer obvias las consecuencias de las buenas prácticas ciudadanas, y en el particular caso de las empresas, las buenas prácticas de dirección y gestión.

Profesionalizar constantemente nuestros negocios, llevarlos siempre un paso más adelante, ser sumamente estrictos con los valores que transmitimos a todo nuestro equipo de trabajo, crear mecanismos de control que funcionen en nuestra relación con todos los grupos de interés (accionistas, proveedores, comunidad, potenciales aliados estratégicos, etc), fortalecer los perfiles, funciones, compromiso y relacionamiento de los directores y gerentes de nuestra empresa y tener un claro propósito, evaluarlo, reevaluarlo y poner todos los esfuerzos para lograrlo; son algunas de las herramientas que harán posible la reducción de riesgos y en consecuencia, la tan ansiada trascendencia.

De las malas acciones empresariales, redes de corrupción, delitos de cuello blanco, manejos irresponsables, y otras “perlas”, se encargará la justicia formal y la justicia real (el mercado); sin embargo, de las buenas acciones debemos estar todos atentos para aprender, mejorar, replicar y superar. Hay demasiadas empresas y organizaciones que hoy nos demuestran que construir un Perú mejor es una tarea de la que ya muchos peruanos nos estamos haciendo cargo; sumémonos y contagiemos, para que en el 2021 las buenas prácticas de gobierno corporativo y otros comprobados mecanismos de ayuda a las instituciones sean parte del ADN del empresario peruano.







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.