La adaptación frente al cambio climático demanda invertir en investigación

Por Stakeholders

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Esta publicación salió en la edición Nº 63.  

El cambio climático es uno de los principales problemas que afecta cada vez más el avance de los países en vías de desarrollo y el Perú no está exento de ello. Basta con ver el deshielo continuo de los glaciales para tener una muestra de la complicada situación que estamos viviendo y de la que recién se está tomando conciencia. Sin embargo, ¿Qué alternativas se proponen y cuáles se están poniendo en práctica para abordar un tema tan delicado?

El cambio climático es un problema que ha cobrado mucha importancia en los últimos años. Representa un gran reto para países andinos como el Perú. En las diversas regiones las poblaciones rurales altoandinas constituyen los grupos sociales más vulnerables, pues las actividades que desarrollan para subsistir se encuentran vinculadas a los recursos naturales. Estas son afectadas por el aumento desmedido de gases de efecto invernadero.

Laura Avellaneda Coordinadora Temática de Gestión de Riesgos Vinculados de la Dirección General de Cambio Climático,Desertificación y Recursos Hídricos del MINAM

Para Laura Avellaneda, Coordinadora Temática de Gestión de Riesgos Vinculados de la Dirección General de Cambio Climático, Desertificación y Recursos Hídricos del MINAM, el Perú está considerado en un término medio en cuanto a vulnerabilidad, porque el país tiene un ecosistema y áreas vulnerables al cambio climático por la propia diversidad de nuestro territorio. Por ello, enfatizó que cuando se habla de un país vulnerable implica considerar eventos extremos, alteraciones en las precipitaciones y temperaturas altas, entre otros factores.

Se estima que en 40 años el Perú perderá casi la mitad del agua que posee en la actualidad, así lo expresó y ratificó el encargado del área de Dirección y Planeamientos de la Asociación Nacional del Agua (ANA), Fernando Chiok, quien hizo hincapié en que lamentablemente el cambio climático es visto como un problema aislado. Asimismo, manifestó que “existen varios factores que agravan la situación; entre ellas, las deforestaciones, el mal uso del suelo o el mal manejo de canales de drenaje, que generan un mayor grado de vulnerabilidad”.

En esa línea, el Ministerio del Ambiente realiza esfuerzos a través de la planificación y desarrollo de estrategias que impulsan los proyectos ejecutados en las distintas comunidades tanto a nivel local como regional. “No somos implementadores, pero sí hemos logrado realizar proyectos que involucran la fortaleza de capacidades, medidas de adaptación, creación de campañas públicas, entre otros aspectos”, agregó Avellaneda.

Asimismo, la especialista expresó que el MINAM promueve y desarrolla acciones concretas, desde las políticas públicas hasta la planificación, para que llegue a la fase de implementación.

No obstante, ¿Existe alguna solución de vanguardia que se implemente en el país para adaptarnos al cambio climático? Para Avellaneda la solución consiste en seguir promoviendo los diversos proyectos de reforestación, establecer mecanismos de pago por servicios ambientales para el beneficio de las comunidades y sobre todo el eficiente empleo del agua a través de la articulación que cada gobierno regional tiene con su localidad. En ese sentido, “es importante que los actores clave y funcionarios públicos tengan plena conciencia del impacto que ocasiona la alteración del clima”, agregó. De este modo, “lograr una apropiada implementación para impulsar una gestión del agua que sirva para adaptarse al cambio climático”, manifestó Avellaneda.

El Ministerio del Ambiente cuenta a la fecha con 15 regiones que ejecutan estrategias de adaptación al cambio climático a nivel regional, siendo el departamento de Apurímac y Cusco los casos más emblemático porque “comprendieron el sentido de nuestro rol, que implica la participación de adaptarse al cambio climático”, expresó Avellaneda.

El Programa de Adaptación al Cambio Climático (PACC) en su primera y segunda fase ha operado en convenio con los gobiernos regionales de Apurímac y Cusco, operando en el territorio rural andino, donde se concentra la población más vulnerable: campesinos que practican la agricultura de subsistencia, y la ganadería destinada al pequeño comercio. Para mejorar la adaptación, este programa ha puesto en práctica diversas iniciativas. Por ejemplo, la construcción de “Qochas”, depósito o sistema de almacenamiento superficial de agua que busca aprovechar una depresión natural de terreno o una laguna natural. Esta iniciativa cumple el objetivo de captar y almacenar agua de lluvia para uso directo, riego de pastos y proveer de agua al ganado.

Por su parte, el especialista del ANA. Fernando Chiok aseguró que en medidas de adaptación se viene trabajando en el proceso de tecnificación, que implica introducir procedimientos técnicos en actividades donde no se emplean, en relación a la agricultura.

Fernando Chiok – Encargado del área de Dirección y Planeamientos de la Asociación Nacional del Agua (ANA)

No obstante, Chiok señaló que no hay mayor cantidad de iniciativas de vanguardia, debido a la poca inversión en investigación. Según Chiok, un problema que conlleva la poca inversión en investigación es que se apliquen estudios foráneos sin tener en cuenta, en algunos casos, las verdaderas condiciones del territorio de cada región.

A pesar de los inconvenientes para seguir promoviendo iniciativas novedosas, un ejemplo destacado se llevó a cabo en la provincia ancashina de Carhuaz, donde se instaló el primer sistema de alerta temprana ante un aluvión. Actualmente, el ANA es el responsable del funcionamiento técnico del sistema en esta ciudad, el mismo que cuenta con el apoyo de la Cooperación Suiza y la Universidad de Zúrich. Esta iniciativa busca mitigar los impactos producidos por el cambio climático y el retroceso de los glaciares.

 

Si bien es cierto que el proyecto de Carhuaz es un aporte positivo a la comunidad, su ejecución implica grandes esfuerzos por parte de las diversas instituciones y gobiernos regionales, sobre todo en el aspecto de financiamiento. Por ello, Avellaneda resaltó lo transcendental que resulta ser una inversión adecuada por parte de los gobiernos regionales en cuanto al presupuesto que manejan, para que se implementen proyectos adecuados que colaboren con revertir esta situación por lo menos a nivel local.

Es preciso mencionar que existen destacadas iniciativas que algunos pobladores han venido implementando como medida de adaptación al cambio climático. La práctica “Siembra y cosecha de agua de lluvia frente a la reducción de humedad del suelo y de la recarga hídrica de acuíferos en cabecera de cuenca”, impulsada por la comunidad campesina de Quispillaccta en Ayacucho, ha sido reconocida con el primer puesto del Concurso de Buenas Prácticas frente al Cambio Climático en el medio rural, organizado por el Ministerio del Ambiente el año pasado. Con esta práctica los comuneros de Quispillaccta buscan responder al problema de escasez de agua en las comunidades adyacentes a las cuencas de los ríos Pampas y Cachi-Mantaro.

Este tipo de prácticas e iniciativas visibilizan respuestas innovadoras de poblaciones rurales alto andinas frente al cambio climático.







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