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Faber-Castell produce más de cien millones de lápices de madera en Stein cerca de Nuremberg. Eso genera grande cantidades de viruta y aserrín.

  
Faber-Castell produce más de cien millones de lápices de madera en Stein cerca de Nuremberg. Eso genera grande cantidades de viruta y aserrín. En los últimos dos años, ha estado comprimiéndolos en pellets para su utilización como combustible.
Estos pellets se almacenan donde antaño se guardaba el carbón. Hans Pleli ha subido las escaleras hasta el último piso de la fábrica de Faber-Castell en Stein. Camina frente a una hilera de contenedores de concreto.
 
En el pasado estos contenían carbón para alimentar la máquina de vapor, pero reglamentaciones de aire limpio pusieron un punto final a esa práctica en 1988. Hoy los contenedores almacenan pellets de madera de un color que va del marrón claro al oscuro. En este momento, no se encuentran llenos siquiera hasta la mitad. Pleli y su equipo pueden producir muchos más pellets antes de que la capacidad de almacenamiento de 330 metros cúbicos se haya agotado. Como titular de la provisión de energía él es responsable de calefaccionar la fábrica y las oficinas en Stein sino que en los últimos dos años también ha tenido la responsabilidad de que los residuos de madera se transformen en pellets. Estos alimentas una caldera de 1.7 megavatios. La misma está ubicada en una sala debajo de los antiguos depósitos de carbón junto con dos calderas convencionales diseñadas para quemar ya sea fuel-oil o gas.

Los pellets permiten el uso completo de los residuos de madera
“Hasta marzo de 2007 solíamos quemar los residuos de madera en su forma de viruta y aserrín. Esto  no dejaba de ser problemático ya que existía siempre el riesgo de una reacción adversa al alimentar el combustible en la caldera. Por esto no podíamos hacer funcionar la caldera 24 horas al día sin supervisión”, explica Pleli. Es por eso que ahora Faber-Castell tienen una máquina para comprimir la viruta en pellets. Otro problema radicaba en que no era posible almacenar una gran cantidad de viruta por un lapso extenso: sencillamente no había suficiente espacio. Así, en los meses del verano, cuando se necesitaba menos calor, ya sea una firma de eliminación de residuos, debía ser llamada para vaciar cada tanto los contenedores, lo cual era una solución costosa, o bien la caldera debía mantenerse bien alimentada permitiendo al calor salir por la chimenea. “Tenemos dos silos que contenían la viruta producida en dos días. En el pasado tuvimos que seguir quemándola en el verano a efectos de vaciar los contenedores. Hoy comprimimos la viruta a un quinto del volumen. Podemos así almacenar los pellets en los meses de verano y tenemos suficiente reserva para mantenernos en marcha durante el invierno”
La prensa tiene la capacidad de producir una tonelada de pellets por hora. Pleli levanta algunos pellets recién comprimidos de la cinta transportadora y los examina. “Buena calidad, hoy”, informa. Faber-Castell utiliza varios tipos de madera, e invariablemente se produce un poco de polvo de grafito cuando se afilar los lápices. Por eso, la composición y el color varían todo el tiempo. Quienes controlan la caldera que quema madera, controlar por lo tanto los pellets varias veces por día conforme estos llegan de la prensa. También se encargan del service de la prensa, pero eso no es un problema, explica Pleli, porque la planta funciona sin altibajos. Cada tanto, los rodillos deben ser ajustados de modo que comprima la viruta uniformemente a través de las perforaciones en la matriz de molde.
La viruta se produce a través de toda la cadena de producción del lápiz. Primero, nueve surcos se maquinan en las tablitas que miden aproximadamente 185 mm de largo por 75 mm de ancho. Luego cada sándwich de dos tablitas adheridas junto con las minas en los surcos y secadas en un horno, es rebanado en nueve lápices que tiene que ser maquinados hasta alcanzar la forma deseada. Los lápices reciben una mano de pintura o barniz se les imprime el nombre y el logo de Faber-Castell y finalmente son afilados.

La planta del pelletización se amortizará en 5 años
Faber-Castell logra cubrir casi un cuarto de sus requerimientos de calefacción con pellets de madera. Además de la necesidad de calefaccionar los ambientes y de contar con agua caliente en los edificios, los procesos individuales de producción tales como el secado de los lápices una vez que han sido barnizados también requieren energía. Además las tres calderas calefaccionan el castillo Faber-Castell, cercano a los edificios de la planta (muchos de los cuales se remontan a 1926). Junto con una turbina de agua que genera electricidad gracias al Río Rednitz, la empresa puede proporcionar una porción significativa de sus requerimientos de energía a partir de fuentes sustentables amigables al medio ambiente. La madera utilizada por Faber-Castell crece fundamentalmente en sus propios bosques controlados, certificados de acuerdo con estándares compatibles ambiental y socialmente, o bien proviene de otros bosques sustentables. Desde principios de los años ’90, la empresa ha utilizado barniz al agua, amistosa con el medio ambiente en lugar de los productos convencionales que contienen solventes orgánicos. A fines del año pasado, el Conde Anton Wolfgang von Faber-Castell fue distinguido como el Gerente Ecológico del Año (Eco-manager of the year por el WWF y por la revista de negocios Capital).
La inversión en la planta de pellets “dará ganancias después de 5 años”, expresó Gerhard Lippl que encabeza los Servicios Locales. La empresa puede ahora quemar toda su viruta en vez de tener que eliminarla en parte por otros medios; y eso no sólo permite ahorrar más fuel-oil y gas sino también fuerza menos las calderas. “Anteriormente, cuando utilizábamos la viruta como combustible, no podíamos dejar la caldera sin supervisión. Debíamos dejar que se apagara de noche y foguearla nuevamente por la mañana. Obviamente eso no era bueno para los ladrillos refractarios”. Un resultado adicional era que los depósitos que se iban acumulando debían ser fragmentados a mano. La combustión más pareja con pellets reduce la cantidad de depósitos en conjunción con el sistema de recirculación de gas que también fue instalado. El trabajo de mantenimiento que involucraba mucho tiempo también causaba un ulterior desperdicio de combustible. “No podíamos completar el trabajo en los dos días que nos llevaba llenar los contenedores, por lo tanto teníamos que llamar a alguien para que retirara la viruta que se acumulaba – y eso nos costaba dinero”. Entre 20 y 30  toneladas de valioso combustible se perdía cada vez, todo eso hoy puede ser utilizado en la forma de pellets.     

 

Fuente:
Contenido:Creative Empresarial.com
Imagen:Creative Empresarial.com







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