Planet and tree in human hands over green nature, Save the earth concept, Elements of this image furnished by NASA

Por Stakeholders

Lectura de:

Alfredo Draxl G.R.
www.cidel.la


En 2014, un grupo de escuelas secundarias, organizaciones educativas e institutos de formación docente, inició un proyecto sobre economía circular y educación.  El proyecto se llamó ThreeC: Creación de competencias para una economía circular.

La economía circular es un concepto de gestión que es adoptado por un número cada vez mayor de países y de empresas conscientes de que el actual modelo lineal: “producir – usar – desechar” es insostenible.  El ser humano es un incansable productor de deshechos de todo tipo, y al mismo tiempo, el mayor consumidor de los recursos del Planeta.

La idea principal es promover la reutilización de los recursos, de manera que los productos se vuelvan a hacer. El objetivo es pasar de la producción lineal a un enfoque circular basado en procesos sostenibles, compatibles con el clima y los recursos.

¿Imposible?  Bueno, el hecho es que algunos países europeos ya se están acercando ya al ideal de “desecho cero” llegando a reutilizar más de 90 % de sus desechos[1].

Y es que cambiar a un modelo de economía circular pasa primero por un cambio de mentalidad.  Posiblemente a algunos nos sorprenda que los neumáticos viejos puedan ser utilizados para fabricar asfalto o que el aceite usado de autos sirve como insumo para producir cemento. Y es que no pensamos en estas posibilidades hasta que no aceptamos que no es una opción seguir produciendo basura.

Y si el asunto pasa por un cambio de mentalidad, resulta que lo maestros estamos en ese negocio del cambio de mentalidad, y por eso debemos ser los catalizadores en la aceleración de este cambio.

¿Cómo podemos educar para una economía circular?

Volviendo a la iniciativa de ThreeC, ellos comprendieron que esto no era un asunto de más horas de clase o nuevos cursos, sino darles a los estudiantes la oportunidad de hacer el camino del cambio de mentalidad a través de trabajos prácticos y proyectos de investigación que les ayuden desarrollar diferentes tipos de habilidades[2].

Se busca desarrollar el pensamiento y el diseño de sistemas y un enfoque multiperspectivo de las cosas que les ayude a pensar de una manera diferente, asimilando la complejidad de la realidad y las múltiples consecuencias de nuestras acciones u omisiones en nuestros hábitos de vida.  Los problemas que analizan no tienen una solución única, y cada solución plantea cambios, negociaciones y procesos de transición bastante complejos.

Así por ejemplo, los alumnos de un colegio secundario en Portugal en la zona de producción del corcho de alcornoque se plantearon las alternativas económicas, políticas y sociales que el reemplazo del corcho natural por el artificia podía tener. Los alumnos de una escuela en Holanda se plantearon posibilidades para mitigar el impacto de la goma de mascar en el ecosistema y las posibles alternativas.

El modelo educativo alternativo que plantean los lleva por tres momentos básicos a través de los cuales van desarrollando una nueva perspectiva de la vida: saber, hacer y sentir. Sobre esa base para cada uno de esto momentos se plantean unos niveles de avance: en el caso del sentir, por ejemplo, se pasa desde la mera curiosidad frente al tema, al cambio de mentalidad, pasando por permitirse el análisis de alternativas de comportamiento y sus consecuencias, y el dejarse por tocar por las consecuencias de los diferentes caminos por los que se opte.

¿Suena lejano y esotérico a nuestra realidad cotidiana sumida en los debates de la corrupción y la lucha política de cada día? ¿Miramos nuestras calles y ríos y sentimos que eso es algo imposible de alcanzar?

Empecemos por nosotros. Empecemos por nuestros niño y jóvenes. Empecemos por nuestro entorno. La economía circular empieza por pasos muy concretos y al alcance de todos: reparar-reciclar-reutilizar-refabricar. Usemos menos bolsas, no consumamos sorbetes con las bebidas, esperemos un poco más para cambiar el celular y dispongámoslo adecuadamente, y hagamos de esa actitud un hábito en la familia.

Cero deshechos sí. Empecemos por educar en estas cosas concretas.







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