Por Stakeholders

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A nueve meses de la donación de una planta compactadora de plástico para Machu Picchu, Agua Cielo anunció que la capacidad de procesamiento y reciclaje de plásticos en la zona ha aumentado. Esto ha contribuido a compactar hasta 4 veces el volumen de una tonelada de residuos plásticos diarios que genera el turismo en esa zona, permitiendo así su evacuación y reduciendo su acumulación en el lugar.

En un evento con la Municipalidad de Machu Picchu, Agua Cielo e Inkaterra, empresas involucradas directamente en el Plan de gestión completo de residuos del distrito, anunciaron que la planta procesa mensualmente 30TN de residuos plásticos y sólidos. Esto genera un impacto positivo en los más de 2.000 turistas que visitan diariamente el distrito, pues ya no existe acumulación de plásticos sin procesar.

“Estos alentadores resultados son un ejemplo de lo que se puede lograr cuando empresas privadas y autoridades estatales colaboran en búsqueda de un mismo objetivo. Este es también el primer paso para seguir impulsando el Plan de Gestión de residuos y evitar que los desechos que deja la actividad turística tenga un efecto nocivo en el paisaje y ecosistema”, indicó Jorge López-Dóriga, Director Ejecutivo de Comunicación y Sostenibilidad de Grupo AJE.

Hasta el año pasado, Machu Picchu contaba únicamente con una máquina picadora de botellas plásticas que procesaba 1,720 kilos al mes. Esta falta de capacidad operativa ocasionó un grave problema de contaminación ambiental y visual que, incluso, generó un pronunciamiento de la UNESCO que amenazaba el status de “Patrimonio de la Humanidad” de la zona.

Ahora, los residuos plásticos son procesados y reciclados con más velocidad; luego, son transportados al km 59 de la localidad de Pachar, donde la Municipalidad de Machu Picchu tiene el punto de transferencia y se comercializa el material compactado.

“La rápida recuperación de Machu Picchu es solo el inicio de un largo proyecto que continuará su curso con implementación de un apropiado tratamiento de residuos orgánicos e inorgánicos, que aún está a espera de viabilidad. Gracias a ello y a próximos proyectos, esperamos que Machu Picchu se convierta en un ejemplo de ciudad turística sostenible en el mundo para el 2021”, indicó José Koechlin, Presidente de Inkaterra.







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