Por Stakeholders

Lectura de:

Luis Ladera 
Director de Productos de Datos e Internet de CenturyLink PerúDesde que se dieron los primeros pasos en la aplicación tangible de la inteligencia artificial, comenzó el debate y la polémica con relación a su alcance y posibilidades de desarrollo a futuro, que llevaron a las especulaciones sobre la posibilidad de poder sustituir por completo a las personas o inclusive comenzar a dirigir o tomar decisiones para controlar a los humanos. De ahí derivaron luego exitosas películas tales como la saga “Terminator”, “Blade Runner” o películas más recientes como “Ex Machina”.

Hoy luego de que la inteligencia artificial convive a nuestro alrededor de forma cotidiana, sin que muchas veces nos percatemos, desde los sistemas de control industrial en plantas de producción, en la tecnología automotriz, en sistemas de frenos ABS, en los sistemas de cajas de cambio de velocidades, en las lavadoras “inteligentes”, los elementos de seguridad biométricos, y tantos otros ejemplos, llegamos al punto donde el costo y las capacidades de computo, captura y almacenamiento de datos, y de comunicaciones a nivel global nos han permitido trasladar la inteligencia artificial al ámbito empresarial como parte del arsenal de tecnologías disponibles para transformar digitalmente los negocios impulsando la denominada cuarta revolución industrial.

Esta cuarta revolución trae consigo también cambios radicales en las estructuras organizacionales, en la fuerza laboral, las carreras profesionales y por ende inclusive en la educación y formación de nuestros hijos, ámbito en el cual comenzamos a escuchar cursos como robótica, mecatrónica, data mining, o probablemente comenzaremos a ver por ejemplo, cursos de historia, ya no enfocados desde la perspectiva tradicional del país donde se reside, sino más bien con una perspectiva universal, estudiando eventos o periodos con una visión global, a fin de desarrollar, desde edades tempranas, el sentido de globalización y de comprensión del mundo desde diferentes ópticas que hoy nos acompaña.

El rol actual de la inteligencia artificial es servir de apoyo y asistencia eficiente a los nuevos colaboradores, para el procesamiento de tareas, la toma de decisiones más rápidas, el análisis de datos, etc; incrementando así su productividad y brindándoles la oportunidad de poder dedicar más tiempo a la creatividad, a la búsqueda y resolución de nuevos y complejos problemas al desarrollo del trabajo colaborativo multidisciplinario, y a la comprensión multidimensional del negocio.

En un estudio realizado por PwC, 67 % de 500 altos ejecutivos entrevistados creían que la inteligencia artificial ayudará a humanos y maquinas a trabajar juntos potenciando el resultado a partir del uso de ambos tipos de inteligencia la artificial y la humana. Desde mi punto de vista, es bastante probable que lejos de que la inteligencia artificial conlleve a la reducción en cantidad de empleos, genere por el contrario mayor cantidad de puestos de trabajo al inducir un aumento en la productividad de las empresas; eso sí, los tipos de empleos, habilidades y conocimientos en demanda serán otros muy distintos.

Ya tenemos una nación con un Ministerio dedicado a la inteligencia artificial, ¿Tendremos en los próximos años empresas dirigidas por CEO virtuales que vivan a partir de la inteligencia artificial?







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