Por Stakeholders

Lectura de:

Por: Miaohong Huang Li
Vicepresidenta de Sostenibilidad Corporativa de la Corporación Educativa San Ignacio de Loyola (USIL)


La educación es una de las herramientas más poderosas para la transformación de una nación. Ciudadanos bien instruidos, con valores claros y con el firme compromiso de trabajar por el desarrollo sostenible del país y del mundo es lo que necesitamos. De cara al bicentenario del Perú en el 2021 y al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo sostenible (ODS), para el 2030 tenemos grandes retos para lograr una educación de calidad, accesible y equitativa para todos los peruanos, el cual se traduzca luego en plena empleabilidad y crecimiento económico para el país.

Este 2019 el Perú ha apostado por la educación, una clara muestra de ello son los S/.30 628 millones aprobados para este año, un 11,10 % más respecto al presupuesto del 2018, porcentaje que inclusive supera el incremento del 6,90 % del presupuesto de total de sector público. Hecho que es todo un logro para la educación del país. Sin duda, una mayor inversión es un primer gran paso. No obstante, uno de los retos está en gestionar los recursos sabiamente, invirtiendo y ejecutando los gastos con una visión a largo plazo, pensando en toda la cadena formativa, desde inicial hasta la formación superior, en un mundo cada vez más digitalizado. Es decir, proveer a los niños y jóvenes de hoy, los conocimientos, competencias y habilidades que les permitan ser mañana ciudadanos responsables, emprendedores y empleables tanto a nivel local como global.

Por otro lado, en los últimos treinta años hemos sido testigos del vertiginoso avance de la tecnológica, la misma que se ha convertido en un elemento esencial del desarrollo de la humanidad en especial en el sector educativo. Es un hecho real, que hoy en día los niños y jóvenes son nativos digitales, con nuevas formas de aprendizaje, más rápidas e interactivas. En este contexto de avances tecnológicos, se abren otros retos para la educación tales como capacitación docente en Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), implementación de mejoras en infraestructura y equipamiento, y el aprendizaje de conocimientos y habilidades que permitan a los ciudadanos estar preparados para el mañana.

Es así que, proyectos como el de Telefónica y la Fundación Bancaria La Caixa, “Educación Digital”, orientados a la educación básica en zonas alejadas, incorporan capacitación y acompañamiento constante a docentes, implementación tecnológica en escuelas y el uso de plataforma de contenidos educativos digitales, con la finalidad de disminuir la brecha educativa y tecnológica, reducir la desigualdad de oportunidades de género y permitir el acceso a educación de calidad en lugares remotos.

En ese mismo camino y orientado a la educación superior, la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) apuesta por la digitalización a través de la construcción de edificios inteligentes con infraestructura y equipamiento digital que permiten crear clases y aulas virtuales, nuevos cursos y la migración a plataformas como el CANVAS. Todo ellos con la finalidad de brindar un servicio educativo de calidad en un ambiente moderno, accesible y digitalizado, que contribuye a la formación de ciudadanos capaces de plantear soluciones innovadoras a las necesidades del mañana.

Otro gran reto está relacionado a la empleabilidad de los ciudadanos en el futuro. Según el Buró de Estadísticas Laborales de Estados Unidos de Norte América, se proyecta que para el año 2026 la mayoría de empleos estarán ligados al desarrollo de data, investigación científica y carreras relacionadas al medio ambiente. En ese sentido, instituciones como la USIL vienen implementando nuevas carreras como Ingeniería mecatrónica e Ingeniería del software, que prepararán a los profesionales para obtener empleos que serán necesarios en el futuro para el desarrollo sostenible del planeta.

Como se puede ver los retos educativos son diversos, el compromiso del Estado y el aumento de presupuesto son un hito importante para disminuir las brechas educativas, cumplir con los ODS al 2030 y llegar al bicentenario siendo un país más educado y equitativo para todos los peruanos, pero falta mucho más. Por eso, la suma de esfuerzos de los distintos actores del ecosistema educativo, proyectos de transformación digital que permitan el acceso a la educación, orientación educativa adaptada a los alumnos nativos digitales, la capacitación a los docentes, inversión en infraestructura y equipamiento inteligente, formación de profesionales para las necesidades del mañana, son acciones necesarias para superar los retos educativos. Porque un país educado es un país que camina hacia el desarrollo sostenible y el bienestar de la comunidad.







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.