Por Stakeholders

Lectura de:

Por: Silvana Ricalde
Tálamo Atelier de RSE y Comunicación – Directora

En el libro “La clave es el por qué”, Simon Sinek, profesor del Máster en Comunicación Estratégica de la Universidad de Columbia, explica un estilo de liderazgo basado en la inspiración y afirma que quienes saben transmitir el propósito de lo que hacen, conectan de manera profunda con su audiencia. En otras palabras, comprender y luego saber comunicar el sentido de nuestras acciones, asegura nuestra capacidad de convencer y transmitir convicción a los demás. Sinek, distingue una dinámica a la que llama el “círculo dorado”, donde confluye el “qué”, “cómo” y “por qué” hacemos lo que hacemos. Los líderes inspiradores basan su comunicación en el “por qué” y actúan congruentemente en el círculo dorado.

En ese sentido, enfocarnos en el “qué” o en el “cómo” hacemos las cosas, no inyecta propósito a esas ideas geniales que transforman el mundo. Seguimos a los que lideran, no porque tengamos que hacerlo, sino porque queremos. No por ellos, sino por nosotros mismos, porque lo que hacemos finalmente, es una manifestación de las creencias y valores que profesamos. Todo comienza en el por qué.

Silvana Ricalde, Tálamo Atelier de RSE y Comunicación – Directora

No obstante para que este liderazgo inspirador genere sostenibilidad, habrá que ir un poco más allá. Comprender y comunicar el “por qué” no basta, si no tenemos la capacidad de comprender lo que significa “ser”, es decir, si el foco no está en las personas. Por tanto, conviene distinguir desde ya, los fines de los medios.

El reto para cualquier empresa es hallar la mejor manera de integrar una clara filosofía, en prácticas concretas y que fortalezcan a la organización, pero sin que la organización se convierta en un aparato de “hacer” cosas vacías, sino que trascienda procesos de largo aliento y de manera transversal a ella. Esto dispara una dinámica muy interesante, pues crea, en primera instancia, sostenibilidad interna. Una organización enfocada en las personas, es sostenible primero en cada una de ellas, es decir, en sus trabajadores y luego deviene en lo transversal. No basta liderar a través de convicciones. Para ser sostenible es necesario poner estas convicciones al servicio de las personas. Esto es un liderazgo inspirador pero también enfocado en el servicio.

Este liderazgo guía los negocios, marcando la pauta en aquello que es ético y que conduce al bienestar individual y colectivo, tomando a la persona siempre como un fin, jamás como un medio. En suma, cuando hay claridad del porqué, la disciplina del cómo y la consistencia del qué, desde una mirada ética en la persona, las empresas forjan un sentido de propósito primordialmente hacia adentro, para luego inspirar y poder trascender hacia afuera. Esto es crear ecosistemas sostenibles.

Para ser líder auténtico, es necesario inspirar, pero sobre-todo ser ético. Esto implica mucho más que llevar a cabo, de modo eventual, acciones concretas. Una persona no es ética porque haga cosas buenas para otros, sino porque desea caminar permanentemente hacia ese fin perdurable a lo largo de su vida. La ética compromete la vida de la persona. En palabras del Dr. Antonio Argandoña, profesor emérito de Economía y Ética Empresarial del IESE Business School, la ética no es una ciencia de mínimos, es decir, de no llevar a cabo acciones malas, sino de máximos, de excelencia, un modo de ver la vida que nos lleva a humanizarnos, a perfeccionarnos, a mejorar continuamente.

La mejor manera de integrar la filosofía y la práctica, es a través de la vivencialidad de sus valores. Estos valores establecen la base de todo su actuar. En palabras de Argandoña: “por fin nos hemos dado cuenta que producir, competir y ganarse la vida en un mercado corrupto, con directivos, trabajadores, competidores clientes y proveedores inmorales y luchando con funcionarios y gobiernos viciosos, es una tarea ardua, que pone en juego no ya nuestra calidad moral, sino nuestra misma supervivencia como sujetos morales, como empresas y aun como sociedad libre”. Dicha conducta siempre amenazará el éxito de los negocios.

¿Quieres ser un líder inspirador? Encuentra tu porqué. ¿Quieres transformar la sociedad? Enfócate en ser una persona ética. Verás cómo con tu ejemplo, muchos logran inspirarse. Como lo expresó alguna vez quien fuera el sexto presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams, “si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y convertirse en algo más, entonces eres un líder”.

 







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