Por Stakeholders

Lectura de:

Anna Zucchetti
Directora de Periferia y de la plataforma Miciudad (www.miciudad.pe)


Una ciudad inteligente es una ciudad que sabe “cómo está” y “hacia dónde va”. Por ello, más allá de innovaciones y soluciones de alta tecnología para “Smart Cities” que puedan mejorar la prestación de los servicios urbanos –campo en el cual las ciudades peruanas aún lucen un gran atraso- es importante saber de qué problemas padecemos y qué prioridades establecemos para mejorar el desarrollo de las urbes que habitamos.

Así, una Ciudad Smart debería –como primer paso – conocer los indicadores básicos de su desempeño (“cómo está la ciudad”) y usar los datos para abrir el diálogo con los ciudadanos, establecer las prioridades de la agenda municipal y concertar una visión compartida con los diversos actores urbanos (definir “hacia dónde va”). Asimismo, el correcto uso de los mecanismos de participación ciudadana establecidos por Ley, con el Presupuesto Participativo en primera fila, permitiría validar los indicadores urbanos y establecer las prioridades en el gasto y la inversión municipal.

Una Ciudad Smart debería publicar y explicar estos Indicadores en su portal de transparencia, establecer un sistema de monitoreo y actualización permanente (aquí sí pueden usarse muchas tecnologías de avanzada) y hacer un ejercicio periódico y sistemático de rendición de cuentas ante los ciudadanos.

Pero casi todas nuestras Municipalidades carecen de sistemas eficaces de levantamiento y monitoreo de indicadores y no usan datos cuantitativos para definir las prioridades políticas y presupuestales. Así, los indicadores urbanos se producen generalmente por las entidades nacionales (Ministerios, Instituto Nacional de Estadística e Informática, Sunass, Osinergmin etc.) con una visión sectorial y en función de las unidades administrativas “provincias” y distritos”. Compilarlos y analizarlos en función de las unidades morfológicas y funcionales “ciudades”, para construir una fotografía de nuestras urbes, se vuelve una tarea titánica. Esto dificulta también la posibilidad de utilizar información cuantitativa para la rendición de cuentas, un ejercicio poco común –por parte de nuestros alcaldes- de transparencia y democracia participativa.

Por ello, en el año 2018, la plataforma de Ciudades Sostenibles MiCiudad construyó una propuesta de Tablero con 63 indicadores urbanos de 25 ciudades capitales del Perú y 5 ciudades emergentes, y hoy está haciendo lo mismo para 22 ciudades amazónicas. Se propone un “Tablero Smart” a la medida de cada ciudad (ver Figura) que permita fortalecer la toma de decisiones basada en la evidencia (información cuantitativa sobre los problemas y desafíos urbanos) y abrir la gestión municipal a la participación ciudadana.

Tenemos –como país- una deuda enorme con los territorios urbanos: casi 8 de cada 10 peruanos vivimos en las ciudades y las urbes son motores clave de nuestra competitividad y riqueza. Muchos países de la Región y del mundo, nos sacan harta ventaja y desde hace tiempo han puesto el futuro de las ciudades al centro de sus políticas públicas. El frondoso debate sobre Smart Cities debería empezar por discutir un Tablero sencillo de indicadores que nos diga “cómo estamos” y “hacia dónde vamos”.







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