Por Stakeholders

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Por: Luciana Puente
Líder Comité Público – Privado L+1

En anteriores columnas hemos comentado sobre la importancia de lograr un acercamiento eficaz y eficiente entre la empresa privada y el Estado. Esto, con el fin de canalizar adecuadamente la inversión social de las empresas en temas críticos en los que sin la intervención de la empresa privada los recursos y capacidad ejecutora podrían resultar insuficientes. De preferencia, y dentro de lo posible, para que este esfuerzo resulte más atractivo, debería llevarse a cabo en las zonas de influencia directa e indirecta y en temas relacionados al giro de su negocio.

Luciana Puente
Líder Comité Público – Privado L+1

Rubros como salud, educación, nutrición y desarrollo de infraestructura son los más cubiertos por las áreas de RSE o Sostenibilidad de las grandes empresas, sobre todo las empresas extractivas, cuya operación necesita una licencia social otorgada por comunidades donde el brazo del Estado no ha llegado con facilidad o ha estado ausente por diversas razones que hoy no tocaremos.

En esta oportunidad me enfoco en salud, en esfuerzos que el Estado necesita complementar de la mano de los privados para poder cerrar una promesa del gobierno pasado: el Plan Esperanza. El Plan Esperanza fue creado como un “Plan Nacional para la Atención Integral del Cáncer y Mejoramiento del Acceso a los Servicios Oncológicos en el Perú”. Según su página web, a la fecha ha realizado más de 16MM de atenciones y ha incurrido, solo para trasplantes de médula ósea de no emparentados, en un gasto de US$260,000.

Según el Dr. Sergio Murillo, Hematólogo jefe de la Sub Unidad de Trasplante de Progenitores Hematopoyéticos (TPH), las posibilidades de conseguir un donante en bancos extranjeros son muy bajas para los peruanos, con posibilidades entre 12 y 15% por la mezcla de perfiles étnicos que tenemos en el Perú, variando negativa o positivamente dependiendo de cada región y las características de la persona. La importancia de crear un Registro Nacional de donantes potenciales es crítica, pues permitirá elevar estas posibilidades a un 40%.

El reto para el involucramiento de los privados es ahora la participación activa y fomento entre sus colaboradores, para hacerse parte de una toma de muestras, empresa por empresa, personas ubicables, formales y mayores de edad que permitirán que el Plan Esperanza, pueda verdaderamente representar una esperanza para todos los peruanos, al contar con data suficiente sobre personas compatibles con quien(es) necesitan. El examen es a través de un hisopo con el que se toma una muestra de saliva. Muy rápido, seguro y sencillo.

El Estado debe encontrar una forma correcta de acercamiento y comunicación de sus necesidades. Fomentar y reconocer la iniciativa y desarrollo de acciones de sostenibilidad desde las empresas, aquellas que impulsan proyectos de enorme envergadura que sin la
participación de todos, será imposible.


 







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