Por Stakeholders

Lectura de:

El siglo XXI ya empezó, pero no nos hemos dado cuenta; básicamente seguimos enseñando lo mismo de siempre. Necesitamos repensar el currículo y las formas de aprender.

Alfredo Draxl G.R.
Centro linternacional para la Educación y el Liderazgo – CIDEL


El debate sobre la evaluación que estamos teniendo estos días es muy bueno, pero se ha quedado en la cuestión del cómo evaluar. Ha perdido de vista lo más importante: qué van a evaluar los maestros.

Estamos en el camino correcto de la integración de las habilidades y competencias como adquisiciones críticas de la educación. Pero los saberes como tales han quedado como la cenicienta del diálogo educativo, y eso a nuestro riesgo. Podemos dejar muchas cosas a la memoria de Google o la Wikipedia, pero sino integramos algunos saberes críticos, simplemente no podremos funcionar como personas o sociedades.

En un artículo del 2012 para la OECD[1], Charles Fadel planteó la necesidad de preguntarnos sobre cuáles son los contenidos pertinentes y significativos para los estudiantes del siglo XXI. Por ejemplo, si la ingeniería debiera ser parte del currículo, o si deberíamos reemplazar la trigonometría por más estadística. O, si deberíamos dejar de dedicar tanto tiempo a aprender la división larga a mano, junto con otras rutinas semejantes. Igualmente, sobre lo que es realmente significativo saber de historia o si los alumnos deberían aprender periodismo, finanzas personales y robótica, no solo como materias optativas sino como parte integral del currículo y desde muy temprano. ¿Cómo, desde cuándo y qué asuntos deberían formar parte de la reflexión ética en los salones de clase? ¿Se podría pensar en un currículo integral si existiese el contacto con las bellas artes y la música?

Nuestros estudiantes compartirán el mundo con robots, el internet de las cosas y la inteligencia artificial como motores de la economía y el desarrollo social. Casi no habrá espacio o actividad humana que no involucre a estos actores. En ese sentido, serán los aprendizajes más humanos, menos repetitivos o susceptibles ser convertidos a un algoritmo, aquellos que serán más valiosos y más demandados. Desde una perspectiva positiva, ese mundo altamente tecnológizado abrirá oportunidades para el crecimiento hacia las dimensiones más altas del pensamiento humano: hacia el mundo ya no de los aprendizajes sino de la “compresión” como integración superior de la información o data, susceptible de ser procesada por la inteligencia de silicio.

Estas “comprensiones” de la realidad son lo que Fullan describe como aprendizajes profundos, aquel que se da cuando los alumnos entienden y se involucran en algo que es importante para ellos y de valor para el mundo.

¿Cómo se vería ese aprendizaje? Comparto aquí un pequeño listado elaborado por Fullan y Rincón[2] como una herramienta para reconocer las señales de un proceso de aprendizaje profundo:

  • Cuando el proceso implica procesos cognitivos de orden superior para alcanzar una comprensión profunda del contenido académico central y de los temas claves del mundo contemporáneo.
  • Cuando es un proceso inmersivo al abordar un área o problema, a menudo yendo más allá límites de cada materia o área curricular;
  • Cuando integra capacidades académicas, personales y sociales, y da prioridad a aquellas competencias y disposiciones que apoyan el aprendizaje y la vida en el siglo
  • Cuando es un proceso de aprendizaje activo, colaborativo, centrado en el estudiante y personalmente relevante.
  • Cuando plantea desafíos que manifiestamente valen la pena.
  • Cuando está diseñado para conectarse e impactar en el medio local o en el mundo más amplio.
  • Cuando el aprendizaje se lleva a cabo en una variedad de configuraciones, pero incorpora cada vez más tecnologías digitales.
  • Cuando considera a todos, especialmente a aquellos estudiantes tradicionalmente desconectados y desatendidos por la escuela convencional.

En síntesis, tenemos como tarea dos preguntas para un diálogo verdaderamente social sobre la educación de cara al bicentenario y al futuro:

  • ¿Qué deberían estar aprendiendo nuestros estudiantes?
  • ¿Cómo deberían estar aprendiendo?

[1] Charles Fadel: What should students learn in the 21st century? May 18, 2012 Vice-chair of the Education committee of the Business and Industry Advisory Committee (BIAC) to the OECD,.  Acceso: http://oecdeducationtoday.blogspot.com/2012/05/what-should-students-learn-in-21st.html

[2] Fullan, M., Hill, P., & Rincón-Gallardo, S. (2017). Deep Learning: Shaking the Foundation. Ontario, Canada: Fullan, M., Quinn, J., & McEachen, J. Retrieved from http://npdl.global/wp-content/uploads/2017/03/npdl- case_study_3.pdf







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